Ubicacion
El apogeo del Imperio de Tiahuanaco se ubica entre los años 800 y 1000 de nuestra era. En esa época, este estado compartía con el imperio militar de Huari, ubicado más al norte, el dominio de los Andes peruanos.
El Imperio de Tiahuanaco se extiende en una región comprendida entre el lago Titicaca; el oeste de Bolivia, el norte de Chile y la costa peruana.
Ubicada 20 kilómetros del extremo sur de la parte boliviana del lago Titicaca y a unos 3.840 metros de altitud; Tiahuanaco se extiende sobre unas 420 hectáreas, con vestigios megalíticos que cubren cerca de 16 hectáreas. El paisaje desolado está flanqueado al este y al oeste por dos cadenas montañosas que alcanzan más de 4.700 y 6.000 metros respectivamente.
Tiahuanaco una ciudad de piedra edificada en extrañas condiciones. Cuando en 1549 el español Cieza de León llegó al alto valle andino de Tiahuanaco; no lejos del lago Titicaca, descubrió unas ruinas extraordinarias. Algunos ven en estos vestigios la ciudad más antigua del mundo. De todas las ciudades precolombinas, Tiahuanaco es sin duda la más enigmática.
No podemos imaginar un lugar más impropio para el desarrollo de una civilización avanzada.
El monumento más conocido de Tiahuanaco es la “puerta del sol”, un enorme bloque de piedra erigido y decorado con un fresco. Además encontramos restos de templos (uno de ellos piramidal y otro en parte subterráneo); los vestigios de un palacio, numerosas construcciones e ídolos tallados en imponentes monolitos.
Cuando fueron descubiertas por los españoles, las ruinas eran mucho más imponentes; pero los movimientos telúricos, frecuentes en la región, y el desmantelamiento que fueron objeto los muros de la ciudad para utilizar las piedras en otras construcciones; contribuyeron a su destrucción, hasta que fuera declarado sitio arqueológico. Sólo los bloques de piedra más grandes permanecen actualmente en su lugar.
Fue necesario realizar observaciones aéreas para establecer el trazado de toda la ciudad. Cuando se descubrió su existencia, se estimó que su población pudo alcanzar a 30 o 40,000 habitantes. Finalmente el centro de la ciudad estaba rodeado por un foso artificial.
Desde la llegada de los españoles, surge la pregunta acerca de la antigüedad de Tiahuanaco. Los indios de entonces eran incapaces de dar la menor información confiable: sólo cuentan que la ciudad fue edificada por unos gigantes; en una sola noche, antes del Diluvio, y que fue destruida por un enorme terremoto.
Un investigador alemán, Rolf Müler, es el único que ha intentado datar con criterio científico la antigüedad del monumento. Se ha averiguado que cuando llega el equinoccio austral de primavera (proceso que se realiza cada 21 de Septiembre); los primeros rayos de sol penetran en el momento hacia las cinco de la mañana, atravesando la puerta.
Esa fecha, curiosamente, es la misma que los mayas utilizaban para indicar la llegada desde los cielos de Kukulkán; su dios, también asociado a las estrella y que sería, según muchos interpretes, al igual que el díos Quetzalcóatl; una acepción local centroamericana de Viracocha, el dios de los pueblos andinos, un personaje legendario que, puestos a especular; se nos antoja poseedor de unos conocimientos más allá de lo humanamente considerable.
Partiendo de esta particularidad astronómica; Müler verificó matemáticamente las modificaciones orbitales y de inclinación del eje terrestre; según es hoy la salida del Sol ese 21 de Septiembre, cuándo el citado amanecer encajaba como un guante con la puerta; marcando como fecha el año 9500 a.C.
Así que, o bien los constructores del monolito quisieron señalar esa fecha por alguna razón extraña; o bien esa fecha es la que corresponde al momento que se construyo el monolito. De prevalecer la segunda de las opciones, Tiahuanaco sería la primera de las ciudades construidas por el hombre.
Esto, a la misma vez, supondría un órdago a la cronología aceptada, puesto que, según la arqueología ortodoxa; por aquel entonces no había allí una cultura capaz de construir semejante jeroglífico de piedra.
La puerta fue encontrada hace casi dos siglos en las alturas de ese enclave ciclópeo que es Tiahuanaco, justo al lago Titicaca y Puma punku; y hoy pese a los avatares del tiempo, ocupa el que originariamente fue su emplazamiento.
Este sorprendente portal, trabado sólo en un bloque de piedra andesita; tiene 2,75 metros de altura, 3,84m de longitud, una anchura de 50 centímetros y pesa 10 toneladas aproximadamente. Entre los enigmas que plantea, hay que destacar que el que transmite el friso de su dintel.
Cargado de una simbología aún sin descifrar, destaca en él una figura humanoide de pequeño cuerpo y gran cabeza. Tiene bajo sus ojos varios orificios en la piedra que parecen lágrimas; razón por la cual es conocido como el “Dios Llorón“. Sustentado sobre una pirámide escalonada, cada una de las manos de este personaje sostiene un báculo. De su cabeza surgen 24 rayos. En definitiva, se trata una representación que, como es lógico; ha dado lugar a infinidad de interpretaciones.
Se cree que puede representar a una entidad religiosa, un rey o a un sacerdote. Otros creen que es una divinidad, pero la tradición andina; y muchos expertos, identifican a esta figura con Viracocha. A ambos lados de la imagen encontramos un total de 48 figuras: 24 a la izquierda y 24 a la derecha. Se trata de hombres alados con corona, algunos con cabeza de ave, y que dan la impresión de estar caminando.
Es probable que tan medida distribución corresponda a un calendario asociado al año de Venus, asociado simbólicamente a Viracocha, que dura doscientos veinticuatro días.
Se plantea otro misterio en torno al transporte de los monolitos de andesita, una roca volcánica; y arenisca roja que sirvieron para edificar los monumentos o para esculpir los ídolos. El más pesado de ellos es una masa de arenisca roja que pesa 131 toneladas.
Es posible que la arenisca sea originaria de la región y que la piedra volcánica (cuyo bloque más grande pesa 41 toneladas) provenga de la península de Copacabana; ubicada a más de 80 kilómetros del lugar, a orillas del lago Titicaca. ¿Cómo pudieron desplazar bloques de ese tamaño entre distancias tan considerables, sin que existiera ningún animal de tiro?
Los mitos indios evocan a un mago que hizo volar por los aires las piedras gigantes al son de una trompeta; mientras que algunos contemporáneos piensan que hubo una intervención extraterrestre.
Sin embargo, los problemas mecánicos que implicaba el transporte de los bloques más grandes; especialmente aquellos de más de veinte toneladas, aún no tienen respuesta para él. Existen otros misterios en torno a la ciudad.
Aparentemente, fue abandonada en forma repentina. ¿Por qué?. No lo sabemos. Ignoramos completamente cuál era su función: ¿era un centro religioso, una capital política?. Hasta el momento no existe ningún indicio que permita dilucidar este aspecto. Cualquiera haya sido su función, debía constituir el centro de la cultura que actualmente lleva su nombre.
Hipotesis
La religión, basada en el culto al Sol, juega un rol muy importante en Tiahuanaco; y parece estar íntimamente ligada a los asuntos políticos. Se descubrió cierta cantidad de centros administrativos locales y regionales; así como una red caminera irradiando desde Tiahuanaco.
Las leyendas locales asociadas a Tiahuanaco y la escasa información recopilada hasta ahora; permitieron a algunos autores elaborar las hipótesis más extravagantes acerca de los orígenes de la misteriosa ciudad.
El reino de los gigantes. A comienzos de la década de 1950, apoyándose en las teorías del alemán Hoerbiger, Denis Saurat elabora una increíble teoría: la Luna habría estado tan cerca de la Tierra que su fuerza de gravitación habría provocado el nacimiento de una raza de gigantes de tres metros de estatura y, al mismo tiempo, la formación alrededor del planeta de un anillo estático de aguas oceánicas que se elevaba a más de 3.000 metros en la región andina. Por lo tanto, en esta época, Tiahuanaco habría sido un puerto marítimo habitado por gigantes humanos altamente civilizados.
La colonia venusiana Hacia 1960, un «renovador de la religión del Sol inca», un tal Beltrán García, supone que una astronave originaria de Venus se habría posado sobre la ribera del Titicaca y que sus tripulantes habrían fundado Tiahuanaco en ese lugar. Los ídolos gigantes serian las representaciones de viajeros venusianos.
Trasladando el hecho a unos 10.000 años antes de nuestra era, Robert Charroux sostiene también que los venusianos vinieron a fundar una especie de colonia en Tiahuanaco, porque ahí se encontraba uno de los escasos lugares sobre la Tierra que se asemejaban a su medio natural.
Estas elucubraciones dan testimonio de la extraña fascinación que parece ejercer el planeta Venus sobre los astrónomos de las civilizaciones precolombinas.
Algunos investigadores piensan que en tiempos remotos habrían nacido las grandes civilizaciones antiguas. Tiahuanaco y la Atlántida serían sólo un ejemplo.
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