En el principio los Elohím crearon los cielos y la tierra. ¿Por qué Elohím y no Dios? ¿Cuántos eran? ¿Qué significado tiene este vocablo?.
Elohim es plural en su forma gramática, sin embargo, cuando se refiere al Dios verdadero, designa sólo un Ser Divino. Se cree esto porque se usa en forma consistente con verbos singulares; y con adjetivos y pronombres en el singular. Así que, de acuerdo con las reglas de la gramática hebrea se entiende y se traduce como singular.
Tambien el término Elohim se explica como el plural derivado de Él, o una forma plural de Eloah. A pesar del desacuerdo respecto al método de derivación; se supone que en hebreo arcaico, el singular de la palabra que significaba ‘Dios’ era El y su forma plural Elohim.
En este caso en el texto original en hebreo del Antiguo Testamento, “Dios” está escrito en su forma plural, “אֱלֹהִים” (Elohim). Esta forma en plural de Dios aparece más de 2500 veces en los 39 libros del Antiguo Testamento; lo cual significa que hay más de un Dios. ¿Qué secreto está escondido en esta misteriosa palabra “Elohim”? ¿A quién se refiere “Elohim”?
Elohím quiere decir, lisa y llanamente, los fuertes y los poderosos. Por lo tanto la traducción correcta; y la que debería de aparecer en nuestras Biblias; es la siguiente: En el principio los fuertes y poderosos crearon los cielos y la tierra.
Nadie sabe cuántos son los fuertes y poderosos seres que se tomaron la molestia de crear los cielos y la tierra. Lo único claro es que tal vocablo se sirve describir a varios de ellos.
Génesis 1:26-27 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza […]. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
Dios creó al varón y a la mujer conforme a su imagen: varón y hembra se crean. Esto significa que existen dos Dioses: la imagen masculina de Dios y la imagen femenina de Dios.
La Biblia testifica sobre Dios, el gobernante de todo el universo, como dos Dioses que siempre trabajan juntos, y se expresan como “Elohim” y “Nosotros”.
Génesis 11:1-7 “[…] Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.”
Isaías 6:8 “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.”
Fueron dos Dioses quienes evitaron que los hombres altaneros construyeran la torre de Babel. Dios, que buscaba a un profeta que pudiera predicar el evangelio, no era solo un Dios. Todo esto prueba que la obra de la redención se lleva a cabo por dos Dioses, Dios Padre y Dios Madre.
El siguiente versículo que describe a dos Salvadores, está escrito en el último capítulo de la Biblia.
Apocalipsis 22:17 “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
Para los trinitarios la pluralidad con que en el inicio de la Santa Biblia se refieren a Dios; no es ni más ni menos que, aunque Dios es uno; hay varias personas en la divinidad que están ocupadas en la gran obra creadora, siendo ellos: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo.
Elohím seria entonces la forma de hacernos comprender que se trata de la Santísima Trinidad.
Pero el vocablo de Elohím en los escritos sagrados de los israelitas, hace unos seis mil años formaba parte de su divinidad; y tengamos presente que si de la Santísima Trinidad se hubiese tratado; hubiesen quedado plasmados esos vocablos en los libros sagrados que componen la Tora; y eso no es así.
En todo caso si la Palabra de Dios hubiese querido referirse al hecho de una Trinidad Divina, como la del Cristianismo; hubiese sido perfectamente clara y hubiese nombrado a la trinidad tal cual es o por sus nombres y apelativos individuales; porque estos, los nombres padre, hijo y espíritu santo, existen en el hebreo y no son precisamente Elohím.
Pensemos que a pesar de que para los creyentes y exágetas la biblia se trata de un texto perfecto e infalible; analizada empíricamente, resulta ser una compilación de miles de anteriores textos religiosos del más diverso orígen; introducidos en ella sin plantearse la exactitud o coherencia de los mismos, y sin ni guardar una cronología adecuada.
Un simple análisis objetivo con cruce de datos de los distintos pasajes de la obra, evidencian innumerables contradicciones; tanto cronológicas como mitológicas; incluyendo un evidente politeísmo que actualmente se niega, o se disfraza; y es allí cuando los múltiples dioses se convierten en ángeles; figuras que aparecen como lacayos de un dios único salvando así a un monoteísmo completamente insostenible.
Así, Yahvé, Satán, Luzbel y tantos otros dioses presentes en el texto, serían simplemente los Elohim; aplicándose la expresión a las numerosas deidades o seres sobrenaturales que al parecer habitaban el mundo por aquel entonces; ejerciendo su despiadada voluntad, para bien o mal de la humanidad; hacia la cual parecían profesar una relación amor-odio muy «humana».
El caso es que tanto la biblia hebrea como los demás textos sagrados ancestrales pertenecientes a otras culturas y religiones; como las escrituras védicas, la mitología griega, los pueblos mapuche, maya, chino, japonés o hopi entre tantos otros; describen un complejísimo universo del cual sólo nos quedan las tan humanas simplificaciones y distorsiones; y en él se mencionan dioses «poderosos» y «caprichosos» y de ninguna manera bondadosos a ultranza.
Bene Elohim es un término hebreo que se utiliza en la literatura judía para referirse a los hijos de los Dioses; en la Biblia se nombra en el Génesis como los hijos de Dios; sin embargo es un término que se refiere a un conjunto de entidades espirituales consideradas como divinas.
Los Bene Elohim eran seres espirituales con características físicas similares a los hombres; incluso la formación de las razas (según la Biblia) perteneció a la unión de los hijos de Dios con los Hijos de Adán.
Despues del diluvio universal y la desaparición del hombre; los hijos de los dioses se envian con el objeto de multiplicar la raza humana en el planeta.
Los Bene Elohim de alto rango, nombrados en el salmo 82 del antiguo testamento; eran seres espirituales divinos que al casarse con las hijas de los hombres quedaban degradados
(Gnesis, 6:1-4 ) :Existían por aquellos días en la tierra los gigantes; e incluso después de esto, cuando los hijos de Elohim se llegaban a las hijas de los hombres; y les engendraron hijos, que son los héroes, desde antaño varones renombrados».
Sin embargo, una cantidad enorme de teólogos e historiadores bíblicos no consideran que hubo tal degradación; sino una manera de que estos hijos de los dioses perdieran su categoría de figuras divinas.
Para poder determinar con cierto grado de exactitud quiénes eran, nos remitiremos al Libro de enoc; un intertestamentario que forma parte del canon de la biblia de la iglesia ortodoxa , muy apreciado por los primeros cristianos.
De orígen incierto, la tradición atribuye dicho libro al personaje antediluviano Enoc; hijo de Yéred, padre de Matusalén y bisabuelo de Noé. Según el propio Génesis ( 5:18-24 ); antepasados que adquieren otros nombres ( y retroceden algunos siglos ) si nos guiamos por los textos sumerios.
Según el Génesis 5:24. Enoc estaba permanentemente en diálogo con los Elohim y era invitado a «pasear por los cielos» con ellos asiduamente. Hasta que lo abdujeron de manera definitiva en el día de su 365 cumpleaños.
Esto también lo confirma el mismísimo san Pablo en la Epístola a los Hebreos 11:5: » por la fé. Enoc fue transportado para que no conociese la muerte ni fuera hallado, porque dios lo trasladó.»
En el Libro de los Jubileos ( texto apócrifo de tono midrásico en el capítulo 4:21 se dice de él: «durante 300 años, Enoc aprendió todos los secretos del cielo y de la tierra de los hijos de los dioses». Así que su libro aparentemente merece el mayor de los respetos; y él escribió que conoció en persona a los Elohim en el capítulo seis de su libro.
En el mismo revelador libro de Enoc, aparece el primer caso de adulterio registrado. Cuando a la mujer de Lamec, hijo de Matusalén. Le nace un hijo que » no es como de los hombres sinó que parece un hijo de los ángeles del cielo, su naturaleza es diferente».
Lamec expresa su preocupación de que su hijo no fue engendrado por él sinó por los ángele. Es el propio Enoc, quien lo tranquiliza diciéndole:
«He aquí que pecaron, transgredieron la ley del señor. La cambiaron para ir con mujeres y pecar con ellas. Desposaron a algunas de ellas, que dieron a luz criaturas no semejantes a los espíritus sinó carnales». Habrá por eso gran cólera y diluvio sobre la tierra. Pero el niño que os ha nacido sera salvado cuando mueran los que hay sobre la tierra». El niño en cuestión era ni más ni menos que Noé.