Las primeras epidemias de la Historia se documentan un sitio arqueológico ubicado al oeste de la India llamado Balathal, donde se descubrió la ocupación ancestral por grupos humanos que han sido clasificados antropológicamente dentro de un periodo llamado calcolítico, denominado también edad del cobre.
Con trabajos de excavaciones iniciados desde el año 1994, cobró una relevancia especial para la medicina con el hallazgo de un cráneo que exhibe lesiones compatibles con Lepra y que fue enterrado entre cenizas, hace más o menos 4000 o 4500 años.
Los huesos se deterioran bajo la presión del medio ambiente y el inexorable efecto del tiempo. Surge entonces una actividad deductiva que debe emplear todas y cada una de las cualidades humanas hablando en términos de sensibilidad, inteligencia, comprensión y talento que podamos imaginar, lo que nos lleva a la palabra paleontología y el fascinante trabajo del paleontólogo; quien teniendo frente a sí fragmentos de restos óseos, debe llegar a conclusiones como si se llevasen a cabo verdaderos viajes en el tiempo.
Hay varias formas de reconstruir la historia y la aparición de las epidemias de la Historia . Para reconstruir esa historia se recurre a los estudios paleo-patológicos de los restos antiguos y la interpretación de los documentos históricos.
Los agentes patógenos, microorganismos cuyo hábitat se encuentra en la naturaleza inanimada, debieron haber producido infecciones ocasionales desde el principio de la especie humana; los microorganismos cuyo hábitat natural es una animal salvaje, sus gérmenes pasarían al hombre de manera ocasional, solo si tuvo contacto directo y normalmente prolongado con los animales salvajes,produciendo en el hombre infecciones infrecuentes; las epidemias de la historia desde tiempos muy antiguos.
Los estudios permiten suponer por lo tanto el origen de ciertas infecciones humanas; la bacteria de la ascaridiasis es muy semejante a la del cerdo al igual que el virus de la gripe, que la bacteria tuberculosa humana; bacteria que produce la difteria y el virus de la viruela son muy semejantes a las del ganado vacuno; y que el virus del sarampión es tremendamente similar al virus canino del sarampión.
Siempre se había llegado a la conclusión de que la vida de los hombres prehistóricos fue pobre, tosca y breve, se creía firmemente que los primeros cazadores –recolectores padecían una mortalidad altisima y que tenían una natalidad muy alta.
Sin embargo hoy se afirma que estas poblaciones pudieron llegar a tener una esperanza de vida moderadamente alta; de modo que las personas que llegaran a los sesenta años o que incluso los superaran no debieron ser tan excepcionales como se creía.
Las infecciones también son bastante frecuentes en los restos paleolíticos, pero casi todas las diagnosticadas suelen ir unidas a procesos infecciosos dentales.
Lo que ocurre con las enfermedades infecciosas, las epidemias de la historia, aparte de que son la principal causa de la muerte de las personas, es que atacan a las partes blandas del cuerpo por lo que solo dejan rastro en los huesos.
Aceptando la presencia de microbios ya en la base de la vida, lógicamente, se deduce que las enfermedades infecciosas han existido desde siempre; pero dado que los gérmenes y los microbios están predispuestos a variar mediante mutaciones; hay que suponer que las enfermedades que produzcan también habrán variado a lo largo del tiempo y por ello es bastante difícil rastrearlas.
Durante el Neolítico por las nuevas condiciones de vida de las poblaciones aparecerán nuevas epidemias y enfermedades infecciosas; que serán bastante letales para la población. En las ciudades aumentara la exposición de las personas a contraer enfermedades infecciosas por contagio debidas al hacinamiento en las viviendas y la contaminación causada por los deshechos.
En el Neolítico el aumento del contacto continuo entre humanos hará que ciertas enfermedades se desplacen de una ciudad a otra; manteniéndose así una cadena indefinida de contagios; provocando epidemias que matarán a mucha gente y que además volverán al cabo de los años con nuevos brotes epidémicos.
Por ejemplo la gripe y la difteria sabemos que vino del cerdo, y el sarampión del perro; estas tres enfermedades infecciosas no dejan restos en los huesos, pero hay otras zoonosis que si dejan rastros en los huesos si su duración se alarga mucho en el tiempo o se convierten en crónicas; por lo que podemos estudiarlas a partir de la paleopatología. Estas enfermedades son la treponematosis, la tuberculosis y la lepra.
El Mundo Antiguo se vio azotado por enfermedades que se extendieron velozmente con carácter epidémico o pandémico produciendo gran mortandad. Estas epidemias recibieron el nombre genérico de pestes.
La tuberculosis es una enfermedad muy antigua, habiéndose encontrado lesiones de posible etiología tuberculosa en huesos de momias egipcias que datan de 3.700 años a.C. Sin embargo no puede ser considerada como una enfermedad del pasado; ya que mata actualmente a tres millones de personas por año en el mundo. Antes de afectar al hombre la tuberculosis fue una enfermedad endémica en los animales del período paleolítico.
Hace alrededor de 3000 años que se conoce la poliomielitis (su poder para inmovilizar a sus víctimas fue descrito en un antiguo grabado egipcio). En su época de pleno apogeo, paralizó o mató a alrededor de medio millón de personas todos los años; antes del descubrimiento de una vacuna de 1955. Una estela egipcia fechada entre el 1580 y el 1350 a.C muestra un sacerdote con una pierna atrofiada; probablemente debido a la poliomielitis, siendo este posiblemente la huella más antigua de la enfermedad
La rabia es una enfermedad muy vieja, tal vez tan vieja como la propia humanidad. Tres mil años antes de Jesucristo ya se encuentra el origen de la palabra «rabia» en la lengua sánscrita; donde «Rabhas» significa «agredir».
La palabra griega «lyssa» viene de la raíz «lud»: «violento». La primera descripción de la enfermedad se remonta al siglo XXIII antes de Jesucristo; en el Código Eshuma en Babilonia. Desde la antigüedad ya se había establecido la relación entre la rabia humana y la rabia debida a mordeduras de los animales (especialmente perros).
La rabia es una enfermedad siempre mortal que ataca el sistema nervioso y provoca encefalítis en los mamíferos. En los animales, existe una forma paralítica de los roedores y una forma furiosa en los carnívoros.
El cuadro clínico de la rabia en los humanos es espantoso: Empieza con un dolor, una especie de angustia, en la zona de la mordedura. Luego, el virus va escalando por el sistema nervioso en dirección al cerebro. Empiezan las fiebres, el malestar, la garganta se inflama y se paraliza. Finalmente, el virus llega al cerebro y provoca una encefalitis. Entonces es cuando se desarrollan la parálisis, los dolores y la agresividad.
Las descripciones más antiguas de la lepra corresponden al texto indio del siglo VI a.C., el Sushuruta Samhita y a un documento chino del siglo V a.C.
En los Tratados hipocráticos, siglo V a.C., no se encuentra descripción de esta enfermedad. Las evidencias esqueléticas más antiguas corresponden a 4 cráneos del periodo ptolemáico egipcio, hallados por Dzierzykray-Rogalski, en 1980, en el oasis de Dakhleh, al occidente de Egipto.
El cirujano chino Hua T’o hizo una descripción inequívoca de esta enfermedad alrededor del año 150 d.C., mientras por la misma época el médico griego Areteo de Capadocia escribió de la elefantiasis refiriéndose a la facies leonina de la lepra lepromatosa.
En los textos antiguos se conservan observaciones sobre la incidencia de las plagas y pestes desde aproximadamente 1.500 a.C. en los pueblos de Egipto y de Israel. Por ejemplo, el Éxodo narra cómo la plaga que asoló Egipto cobró la vida de todos los niños nacidos en esta época, inclusive el hijo del Faraón; por temor a que los esclavos judíos fueran los responsables el pueblo exigió que el Faraón los deportara.
En el Antiguo Testamento se describen las guerras entre filisteos y judíos que ganaron los primeros hasta que se desató una plaga que devastó las ciudades filisteas, generando temor entre ellos.
Se dice que éstos abrieron el Arca de la alianza por curiosidad siendo castigados con una plaga que acabó con cerca de 50.000 personas.
A principios del siglo V a.C. el imperio de Atenas se encontraba en su máximo apogeo. En el año 431 a.C. bajo el mando de Pericles; atenas,que contaba con una poderosa flota de guerra y murallas inexpugnables que la protegían, se enfrentó a Espar ta en las llamadas guerras de Peloponeso.
Sin embargo,en los años 430-429 a.C. se desato en Atenas una enfermedad nunca antes vista en el mundo helénico; que acabó con una cuarta parte de la población,atacando inicialmente el puerto de Pireo que establecía el contacto con la costa este del Mediterráneo.
También describió los síntomas de la plaga : fiebre alta, sed intensa, lengua y garganta sangrantes; la piel del cuerpo roja y amoratada, estallaba en pústulas y úlceras. Al parecer la fiebre corresponde a una forma maligna de escarlatina; aunque también se ha pensado en tifus, viruela o sarampión, o alguna enfermedad desconocida para ese entonces.
La plaga de Siracusa sobrevino en el año 396 a.C, cuando el ejército cartaginés sitió Siracusa, en Itália. La enfermedad surgió entre los soldados cartagineses; expandiéndose rápidamente entre ellos y diezmando su ejército .
Se manifestó inicialmente con síntomas respiratorios, fiebre, tumefacción del cuello y dolores costales. Seguidamente aparecían disenteria y erupciónes pustulosas en toda la superficie del cuerpo. Los soldados morían entre el cuarto y sexto día; con ataques de delirio y sufrimientos atroces. El Imperio Romano fue el gran beneficiario de aquella epidemia, venciendo fácilmente a sus invasores
En la épocade la República Tito Livio alcanzó a registrar 11 casos de pestes, entre ellas la epidemia que se desató en el 1 6 5 d . C . y se extendió hasta el 180 d . C . por el Imperio Romano arrasando entre una cuarta y una tercera parte de su población .
La plaga de Antonio en el año 164 d C . que persistió hasta el 189; conocida también como “plaga de Galeno” causó tantas muertes que de la ciudad salían carretas repletas de cadáveres. Sus síntomas eran fiebre alta, inflamación de boca y garganta , sed y diarrea intensas erupciónes de la piel al noveno día, síntomas que parecen corresponder con la viruela .
La plaga de Cipriano del 250 d.C . ,cuyo impacto demográfico contribuyó a cambiar el curso de la historia de Europa Occidental;se caracterizaba por la diarrea repentina con vómito , garganta ulcerada,fiebre muy alta y putrefacción o gangrena de manos y pies; parece corresponder con fiebre tifoidea .
La peste del siglo III Oriunda do Egipto, se expandió con rapidez a Grecia e Italia, devastando el Imperio Romano. San Cipriano, obispo de Cartago, dejó la siguiente descripción de la dolencia: «se iniciaba por un fuerte dolor de vientre que agotaba las fuerzas. Los enfermos se quejaban de un insoportable calor interno. Luego se declaraba angina dolorosa; vómitos se acompañaban de dolores en las entrañas; los ojos inyectados de sangre. (…). Unos perdían la audición, y otros la vista. En Roma y en ciertas ciudades de Grecia, morían cerca de 5.000 personas por día.
Procopio describió la peste justiniana en su Historia de las guerras persas (542 d.C.). La humanidad estuvo a punto de extinguirse con aquella peste.
Se originó al parecer en Egipto extendiéndose a Palestina. Como todas estas plagas llegó por mar en los barcos procedentes de Oriente. Comenzaba por una súbita fiebre no de gran intensidad y a los pocos días aparecían unas hinchazones bubónicas en las axilas, detrás de las orejas y en los muslos.
Luego unos quedaban sumidos en un coma profundo o en un estado delirante. Sufrían inapetencia y a veces en medio de un violento frenesí, se lanzaban al agua. Algunos morían rápidamente, otros a los pocos días, con pústulas negras que se abrían en los lugares donde tenían las bubas.
Algunos vomitaban sangre y algunos se salvaban, sobre todo aquéllos que supuraban por las bubas. Morían de 5.000 a 10.000 personas cada día. La mortalidad alcanzó a más de 600.000 personas, un tercio de la población de la ciudad.
El escorbuto, observado por primera vez por Plinio al hablar de los soldados de Germánico en Flandes y más tarde por Estrabón en los ejércitos de Galio en Arabia; es una enfermedad endémica que en la edad media era corriente en los países del norte de Europa de donde viene su nombre; en efecto Olao Magno refiere que aparecía con cierta frecuencia en las plazas sitiadas y la llama scorbok y que su significado es úlceras en la boca y que en alemán Schürte significa arañar y escoriar.
Conocemos con el nombre de Peste Negra, a la gran epidemia que desde 1347 a 1350 azotó a casi todo el continente europeo. A juzgar por la inflamación de los ganglios linfáticos que producía;se trató de una epidemia de Peste Bubónica. Para algunos tratadistas antiguos existieron desde el punto de vista médico otras variantes: La peste septicémica, que dejaba sentir sus efectos sobre la sangre, y la neumónica, que producía inflamación pulmonar.
En términos de la devastación causada en las sociedades medievales y modernas; la peste negra es solamente comparable con la viruela. Sin embargo, la historia temprana de la viruela presenta grandes dificultades para el historiador de la medicina; ya que, es muy difícil establecer un diagnóstico diferencial entre la viruela y otras enfermedades eruptivas de tipo febril; como el sarampión, la varicela o la escarlatina; a partir de las descripciones proporcionadas por los cronistas.
Cuando el cólera asiático invadió Europa en 1830, alguien propuso la teoría de que el corazón se comprimía por una fuerza centrípeta y que se debía disminuir su esfuerzo mediante la sangría.
Así pues a las víctimas del cólera se sumaron los enfermos que morían desangrados. La causa del cólera fue determinada con seguridad en 1854 por el Dr. John Snow . En Londres el cólera parecía especialmente mortífico (en 17 años causó más de 30.000 muertes) John Snow sospechaba ya en 1943, cuando comenzó la primera pandemia, del agua contaminada.
La primera epidemia de fiebre amarilla sufrida por los europeos no tuvo lugar en Europa sino en América; más concretamente en la Española (hoy Santo Domingo), en el año 1494; propagándose la enfermedad hasta la propia población indígena y continuado su acción mortífera hasta el año 1496, cebándose sobre todo en los individuos que en condiciones de mayor receptividad aportaban las nuevas expediciones.
Si se acepta que los indios americanos no tenían inmunidad natural contra la fiebre amarilla; y que dicha enfermedad era desconocida por los europeos antes de su llegada a América, es muy probable que hubiese focos endémicos de fiebre amarilla a este lado del Atlántico antes del descubrimiento, allí donde había condiciones climáticas apropiadas para el desarrollo del mosquito de la fiebre amarilla que le permitieran desempeñar sus funciones de transmisor de la enfermedad.
http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/bmn/las_primeras_epidemias_de_la_historia.pdf
https://zaguan.unizar.es/record/12783/files/TAZ-TFM-2013-1041.pdf