Cubierto por toneladas de piedra y arena todavía sigue oculto bajo el suelo de Guiza uno de sus grandes secretos. ¿ Existio una segunda esfinge en Guiza?; que acompañó a la que todos conocemos hace miles de años y que acabó desapareciendo en circunstancias extrañas.
Al menos esto es lo que piensa Bassam El Shammaa, un investigador alejandrino que lleva más de una década siguiendo la pista al león perdido.
Para llegar a tan desestabilizadora conclusión; a lo largo de sus años de trabajo ha conseguido innumerables pruebas en textos antiguos; datos arqueológicos e incluso una insólita fotografía desde un satélite tomada por la NASA que parece corroborar su hipótesis.
Cada vez parece más claro que estas creencias tuvieron su verdadero origen en una época prefaraónica; de la que apenas se ha conservado nada y cuyos restos, por error, los egiptólogos ortodoxos datan miles de años después. Esta cultura prefaraónica sería la creadora de la imagen leonina de la Esfinge y que siglos después los faraones transformaron añadiéndole un rostro humano.
El dibujo del símbolo de Aker. Fue representado como una franja de tierra con un disco solar con dos leones contrapuestos. También como una franja de tierra con cabeza humana y brazos en los extremos.
Según Bassam, «la idea del león Aker (dios del horizonte en la mitología egipcia) es de origen arcaico, egipcio pero no faraónico. Se trata de dos leones que transforman posteriormente su cabeza leonina en la del rey; otorgando a éste un aspecto secreto de la divinidad.
De acuerdo con la representación de Aker, los leones Shu y Tefnut protegen dos colinas, estando en el centro el disco solar. La pregunta que nos tenemos que hacer es ¿qué lugar en Egipto tiene estas características?. La respuesta no es otra que la meseta de Guiza.
«Es muy sencillo —nos asegura Bassam—. Los antiguos egipcios lo conocían muy bien. Solamente existía un momento a lo largo del año en el que el Sol se ponía exactamente entre las dos pirámides de Kefrén y Keops: los solsticios. En este preciso instante el disco dibujaba en el espacio una representación gigante de la figura de las colinas y el horizonte de Aker».
Si observamos con detenimiento las representaciones que han llegado hasta nosotros de la Gran Esfinge; también podemos extraer conclusiones sorprendentes que Bassam El Shammaa convierte en preguntas desestabilizadoras.
«Solamente se venera al león masculino, Horemakhet; Horus en el Horizonte, y no al femenino. Esto es lo que descubrimos al analizar la Estela del Sueño de Tutmosis IV; en la que curiosamente aparecen dos Esfinges; o la controvertida Estela del Inventario, conservada en el Museo de El Cairo.
En esta última el texto da a entender que ya en el reinado de Keops la Esfinge existía en la meseta de Guiza. ¿Por qué este olvido del león femenino, Tefnut?»
De acuerdo al investigador, la prueba documental definitiva se encuentra en los Textos de las Pirámides. Allí podemos leer en palabras del dios creador Atum «estuve con dos, ahora estoy con uno». Algo terrible debió de suceder.
La teoría de la Segunda Esfinge no solamente cuenta con pruebas documentales basadas en el análisis de los textos y de las representaciones iconográficas de los antiguos egipcios.
Bassam también ha aportado pruebas materiales obtenidas mediante los más modernos análisis fotográficos de la NASA. Gracias al estudio fotográfico SIR-C/X-SAR de la Agencia Aeroespacial norteamericana; se ha podido analizar la densidad de las capas geológicas que componen el suelo y los monumentos de la meseta de Guiza.
Pues bien, con esta fotografía pudo descubrirse que justo en la zona en donde Bassam ubica su segunda Esfinge en Guiza, existió realmente una estructura que la NASA colorea de amarillo en su imagen.
Después de haber demostrado sobre el papel esta sugerente posibilidad; gracias a un exhaustivo trabajo de investigación que le ha llevado más de una década; lo único que le resta es conseguir el permiso para poder realizar la excavación que demuestre si realmente, junto a la Gran Esfinge de Guiza hubo hace más de 5.000 años ,si no es que mucho más, otro león de piedra no menos conmovedor.
En la sala 42 del Museo de El Cairo, apenas a un par de metros de la famosa estatua de diorita de Kefrén; se encuentra la Estela del Inventario. Se trata de una pieza de caliza blanca de unos 65 centímetros de altura y 40 de ancho. Posiblemente pertenezca a la dinastía XXVI aunque hace alusión a las reparaciones que se hicieron en un edificio sagrado; de la meseta de Guiza por orden de Keops en la IV dinastía.
La Gran Esfinge se halla construida en tierras más bajas que las pirámides; lo que, según algunos investigadores, implicaría que ésta es más antigua.
Si seguimos el texto de esta estela, los sacerdotes del templo de Isis nos dan a entender; que cuando Keops reinó en Egipto ya estaba construida la Esfinge y también una pirámide. Con ello se contradicen de forma categórica todos los planteamientos de la historia tradicional.