La terrible y sensual Lilith: Madre de demonios y diosa de la oscuridad, Lilith es una figura legendaria que tiene su origen en la cultura Sumeria.
En esta cultura se representa como un demonio relacionado con el espíritu maligno Lilu. Su primer advenimiento se presenta en el poema de Gilgamesh, un antiguo texto literario mesopotámico, que reúne gran parte de su mitología.
Los sumerios la representaban como una especie de mujer pájaro con patas y garras de lechuza parada sobre un par de chacales y siempre acompañada por dos lechuzas, sus pájaros sagrados.
En algunos textos se la describe como un demonio, en otros es un icono de la que fue una de las diosas más oscuras del paganismo.La terrible y sensual Lilith es uno de los espíritus femeninos conocidos más antiguos del mundo. Sus raíces las encontramos en el famoso poema épico de Gilgamesh, pero también se habla de ella en la Biblia y en el Talmud.
Los judios exiliados de Babilonia llevaron a sus tierras el mito de Lilith que en la cultura hebrea toma la forma de la primera mujer de Adán; antes que Eva, que curiosamente no nació de su costilla, sino del barro.
Esta característica, la de tener un origen independiente del hombre, es una de las más importantes de esta figura; que se revela del poder masculino y patriarcal exigiendo su igualdad ante el hombre, siendo expulsada como una proscrita del paraíso.
Para seguir aproximándonos al misterio de la terrible y sensual Lilith, es necesario hacer antes hacer un pequeño recorrido por la historia de la civilización occidental.
Lo riguroso sería partir desde el Paleolítico, pues ya de esta época están datadas multitud de esculturas y tallas que reflejan a la Diosa, como la Venus de Lausell (Dordoña, Francia, 22.000-18.000 A.C), talla de 43 cm hecha con sílex en caliza que, mientras con una mano apunta a su útero, con otra sostiene un cuerno de bisonte en forma de luna creciente, con muescas de los 13 días de esa fase de la luna y de los 13 meses del año lunar.
Esta Venus es una de cientos que se han encontrado desde los Pirineos a Siberia, talladas en hueso, asta, marfil, madera o piedra, algunas datadas de hasta más de 200.000 años de antigüedad.
Aquí es necesario presentar el trabajo de Marija Gimbutas (1921-1994), reconocida arqueóloga lituano-estadounidense. La importancia de sus hallazgos fue comparada por Joseph Campbell con el descubrimiento de la piedra Rosetta y el desciframiento de los jeroglíficos.
Durante toda una vida de investigación tanto a pie de yacimiento como analizando documentación en numerosas lenguas; a través de al mitología comparada, la lingüistica, la etnografía y el estudio del folklore; Gimbutas demostró precisamente que el culto a una Diosa madre tierra en una cultura pacífica, matriarcal y ginecocrática dedicada a la agricultura prevaleció durante miles de años hasta la llegada de las primeras invasiones arias y sociedades patriarcales guerreras que aparecieron en la Edad de Bronce.
Durante un tiempo la Diosa terrible y sensual Lilith; compartió panteón con los dioses; ella con múltiples formas y nombres: Isis, Hathor, Atenea, Demeter, Artemis, Isthar, Astarté…Y fue poderosa, y temida en su aspecto iracundo.
En el Enuma Elish, poema babilónico de la creación (datado en el 1200 a.c.) recogido en tablillas de arcilla, está ya presente el germen de tres ideas principales que iban a caracterizar la nueva era patriarcal:
1) la supremacía del dios padre sobre la diosa madre
2) el paradigma de oposición implícito en la lucha mortal entre dios y diosa (Marduk mata a Tiamat, se comienza a asimilar la Diosa a un dragón-serpiente que el héroe solar ha de matar)
3) la asociación de la luz, el orden, el bien con el dios, y de la oscuridad, el caos y el mal con la diosa.
La figura de la terrible y sensual LilithL a lo largo del tiempo ha simbolizado precisamente esa independencia femenina que asustaba a los hombres y que la demonizaba.
De hecho la leyenda que acompaña a la terrible y sensual Lilith cuenta que es un ser sensual y poderoso, que utiliza sus encantos para seducir a los hombres y matarlos tras el acto sexual. Representada en el arte como una mujer voluptuosa, de cabello rojo y mirada desafiante, su imagen ha ido evolucionando hasta llegar a nuestros días.
No sabemos casi nada de Lilith. Salvo una brevísima mención en el libro de Isaías. En el Antiguo Testamento, en el libro de Isaías, encontramos lo que podría ser una referencia indirecta a Lilith; que se deriva posiblemente de la palabra hebrea “laila”, noche, o “lit”, chillido de búho.
En el Midrash, conjunto de textos interpretativos del Antiguo Testamento circa siglo XII, Lilith aparece por primera vez como la primera mujer de Adán.
La historia dice que Dios creó a Adán y a Lilith de barro, haciéndolos iguales en status. Adán intentó someterla exigiéndole la posición misionera durante la copulación. Encolerizada, Lilith pronunció el nombre secreto de Dios y elevándose en el cielo, lo abandonó.
Pero lo más terrible de todo es el hecho de invocar el Nombre de Dios, innombrable en toda la tradición judía; por considerar que el Nombre verdadero de cualquier ser contiene las características de lo nombrado; y por lo tanto es posible conocer su esencia y adquirir poder sobre ello.
Pronunciar el nombre de Dios se convierte, pues, en una osadía suprema; un acto de soberbia mucho mayor que el de hacer directamente oídos sordos ante sus mandatos; algo, en fin, demasiado grave.
Huyó del Edén y se unió al Demonio, con quien engendró una estirpe de diablesas que se dedican a tentar a los hombres cuando duermen, ocasionándoles sueños húmedos.
La Biblia cristiana no dice nada más sobre la mítica primera dama de la historia de la Humanidad; y que tuvo el honor de ser también la primera pareja de Adán; antes que Eva se oficializara para la posteridad recogiendo para sí tal papel.
Igualmentea Lilith por sus cualidades tentadoras y su asociación con la materia y lo terreno; en contraposición con lo espiritual y lo superior de lo divino; se asociará también en el mundo cristiano con la seductora serpiente que tienta a Eva en el Paraíso; lo que podemos observar en el arte cristiano -medieval y renacentista-, donde la serpiente bíblica Samael es interpretada ahora cómo una mujer con cuerpo de serpiente que rodea y atrapa al árbol de la vida, representando así doblemente el origen de todos los males y de la perversión femenina.
No existen apenas datos originales de esta figura que ha llegado hasta nosotros procedente, sobre todo, de la vieja tradición talmúdica.
El Talmud describe a Lilith como una bella y encantadora fémina de opulenta figura y espectacular cabellera ondulada y la cree madre de gigantes y monstruos. Algunas versiones de este texto nos la emparentan con un animal de pelo muy abundante perteneciente a una antigua especie no precisada, ya extinta y problablemente desconocida en la actualidad.
En la demonología cabalística se la designa como uno de los siete demonios tradicionales; concretamente el adversario del genio de Venus, siendo ambos regentes del viernes. En tal versión, Lilith tiene faz humana, lleva el busto desnudo y su cuerpo termina en una larga cola de serpiente.
También en la Cábala se la llama la reflexión femenina de Samael o Samael-Lilith. Satanás es el adversario por excelencia y una de las versiones de Samael, y Lilith asumiría características de “doble opuesto” y “doble contrario”.
Desde aquí se la entiende de nuevo como un ente maligno semi-animal o medio humano. Según nos muestra la tradición engendró seres en correrías nocturnas.
Y lo hizo, para más precisión, durante los 138 años que, dice la Cábala, tardó Adán en engendrar a Seth después de que hubieran nacido Caín y Abel; cifra que nos da una idea de la longevidad (mítica) de nuestro antepasado y de la espaciada capacidad generativa de ambos progenitores.
Lilith en la narrativa bíblica no es tan comúnmente conocido como el de Eva, la matriarca sumisa que nos condenó a los dolores de parto. La sensual y demoníaca Lilith es un personaje fascinante, al que se le han atribuido numerosos males, desde la expulsión de Adán y Eva del paraíso, hasta la incidencia de sueños húmedos.
Algunas interpretaciones dicen que Lilith regresó al paraíso disfrazada de serpiente y fue ella quien tentó a Eva con la manzana del conocimiento, ocasionando la expulsión de la pareja del Edén. También se le atribuye el asesinar a sus hijos recién nacidos, ahogándolos en el mar.
Aun en estos días, hay comunidades que se protegen con diversos amuletos contra los maleficios de Lilith, que incluyen el ocasionar el aborto a las expectantes o causar la muerte prematura de los recién nacidos.
Los historiadores relacionan el nombre Lilith con “lilitu”, nombre con que se designaba a los “alados espíritus nocturnos” en la mitología asirio-babilónica alrededor del año 3500 a.C.
El nombre de Lilith deriva del hebreo Lil, que significa noche, por lo que Lilith vendría a significar la nocturna; término que nos transmite la idea de oscuridad, de ausencia de luz; y que se relaciona con sus características personales y su ámbito de acción: la otra faz del día y los hechos que en tal momento acontecen.
Una de sus representaciones y uno de sus animales asociados, la lechuza; refuerza esta consideración al tratarse de un ser que se desenvuelve en las tinieblas.
Se han hecho muchas traducciones, equivalencias y comparaciones del término “Lilith”, y ninguna de ellas demasiado agradable; pues se la conoce como Ave de noche , ser monstruoso, ente espectral, fantasma nocturno, diablesa, etc.; se la ha llegado a emparentar con las tentadoras, sensuales y libidinosas súcubos; tan famosas en el Medioevo, erigiéndose nada menos que en Reina de las mismas.
Estos espíritus hacían presa de infantes y mujeres embarazadas. En la tradición oriental, Lilith era princesa de los súcubos, seductora y devoradora de hombres.
Lilith ha sido vinculada también con unos seres parecidos a los demonios del mediodía griegos (esta vez diurnos); ninfas de los campos de tersos cuerpos etéreos relucientes de sol; criaturas indomables, inocentes, ardientes y salvajes, que fascinan y enloquecen a los campesinos enamorándolos sin remisión.
Se le ha encontrado cierta semejanza a Lilith con las Xanas (Janas: Dianas) astures y las lamias del folklore vasco; aquellos seres similares a las hadas, a las ninfas y a criaturas de la Naturaleza.
En el Zohar se la conoce como Hayo Bischat: “la Bestia”, y también la “Mala Bestia”; y se afirma que de ella descienden nuestros actuales monos. Finalmente, no podemos olvidar las tradiciones de corte astrológico que relacionan a Lilith con la “luna negra”.
Pero siempre se muestra impulsada por la pasión y rodeada por un magnético halo de misterio, de transgresión, de oposición, malignidad, peligro, desacato, rebeldía, tentación y deseo.
Y por el contrario, también de frescura, espontaneidad, independencia, libertad y tal vez autenticidad; pues todo simbolismo es ambivalente y polivalente.
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