Shambhala

himalayas

Shambhala se refiere a un reino místico tanto en la mitología hindú como en la budista; donde se conservan las enseñanzas espirituales más sagradas. Se dice que existe tanto en el plano espiritual como en el físico.

Aunque nadie puede afirmarlo con seguridad, se dice que el término Shambhala proviene del sánscrito Sham; término que significa tranquilidad. Por tanto etimológicamente Shambhala define un lugar de tranquilidad. Un remanso de paz.

El reino de Shambhala ha sido mencionado en varios textos antiguos, entre ellos el Kalachacra Tantra, en Tíbet y el Mahabarata en India. Es conocida por ser la Tierra Pura que se extinguió en algún momento; no por razones fenomenológicas ni desastrosas; sino porque todos los seres que la habitaban se iluminaron.

Hay muchas teorías sobre dónde se encuentra este lugar fantástico; pero el más comentado sugiere que se encuentra en algún punto de la cima más alta del Himalaya, protegido por la montaña y la nieve.

recreacion Shambhala
recreacion Shambhala

Sin embargo, el origen de la Shambhala legendaria es mucho más antiguo. Nace con la creencia oriental de que existe una galaxia de espíritus iluminados trabajando al servicio de la luz; que viven apartados en algún lugar inaccesible de Asia.

A lo largo de los siglos, historiadores, filósofos y aventureros, han buscado su ubicación exacta en las montañas del Himalaya. Hoy día casi todos los expertos coinciden en situar la Ciudad de Luz en algún lugar del Tíbet.

Los textos tibetanos parecen demostrar los hechos históricos acerca de Shambala. Los datos registrados en estos textos dan nombres, fechas y eventos correspondientes que se producen en el mundo exterior.

Los hindúes y budistas por igual consideran el Monte Meru, ubicado en el Himalaya, como la ubicación de Shambala. Muchos exploradores buscaron el mítico Shambhala, pero ninguno trajo a casa pruebas de su existencia.

En 1833, el erudito húngaro Csoma de Körös fue el primero en introducir el concepto de Shamballa en la comunidad europea. También compiló el primer diccionario Tibetano-Inglés.

En 1856, la gran teósofa y ocultista Madame Blavatsky se aventuró a la India con escasa información disponible sobre el reino místico. Occidente ignoraba casi todo lo referente a Shambhala antes de que los estudios de Helena Blavatsky; revelaran la Antigua Sabiduría de Oriente al público europeo y americano de finales del XIX.

Se atribuye a la fundadora de la Sociedad Teosófica H. P. Blavatsky la divulgación de este mito en la época moderna. Según esta célebre ocultista en Shambhala reside el “gobierno oculto del mundo”, un elenco de sabios iluminados que intenta guiar a la Humanidad por el buen camino .

Pero el origen de la leyenda es muy anterior, ya que aparece en el Vishnu Purana, textos religiosos hinduistas datados entre el siglo I a.C. y el III d.C., así como en el Mahabharata (c. siglo III a.C.)

nombres de shambhala
nombres de shambhala

Durante la Edad Media -desde la primera mención del obispo Otón de Frisinga en 1145- corrió por Occidente la leyenda de que en el corazón de Asia existía un reino cristiano, rodeado de países infieles, gobernado por un supuesto sacerdote y monarca conocido como el Preste Juan.

Dicho reino figuraba en muchos mapas de la época. Otras versiones dicen que se encontraba en la India, país en el que según la tradición Santo Tomás habría predicado. El reino del Preste Juan estaba lleno de maravillas, entre ellas la Fuente de la Eterna Juventud.

El monarca, al que se atribuía una edad de 562 años, poseía un espejo mágico en el que podía contemplar todos los acontecimientos que ocurrían. Estos detalles hacen pensar que estamos frente a una versión cristianizada de la leyenda de Shambhala.

En el transcurso del siglo XIX y las primeras décadas del XX varios viajeros europeos exploraron Asia Central y oyeron a sus habitantes hablar de la leyenda de Shambhala.

Hacia 1833, el húngaro Alexander Csoma de Koros, considerado el padre de la tibetología, trató de establecer el origen del pueblo magiar en el Turquestán. Fue el primer occidental en hablar de Shambhala e incluso la sitúa geográficamente: “El peculiar sistema religioso llamado Kdla-Chakra se supone que procede de Shambhala, un fabuloso país en el norte. Su capital era Kalapa, una espléndida ciudad, residencia de muchos reyes ilustres, situada más allá del río Sita o Yaxartes.

El geógrafo y naturalista Nikolai Prjevalsky viajó por Asia Central y Mongolia entre 1870 y 1885 y en la crónica de sus viajes escribe: “Otro cuento, muy interesante, se refiere a Shambaling, una isla situada en los confines del mar nórdico. Abunda en ella el oro y el trigo crece hasta una altura prodigiosa. La pobreza se desconoce en este país. Realmente la leche y la miel manan en Shambaling”.

Ferdinand Ossendowski cuenta en “Bestias, hombres y dioses” (1922) que un siberiano de Buriatia le mostró una cueva que era la entrada al reino de Agarti, otro nombre con el que se conoce a Shambhala.

Muchas personas han entrado, la mayor parte ha preferido quedarse allí y los que han vuelto no han contado nada de lo que han visto pues así lo han prometido. Un cazador que regresó y quiso revelar lo que vio fue de inmediato apresado por los lamas, que le cortaron la lengua.

Un lama mongol contó a Ossendowski que bajo tierra se extendía una red de amplios túneles por los que los habitantes de Shambhala viajaban en velocísimos vehículos.

La parisina Alexandra David-Néel recorrió el Tíbet a pie entre 1921 y 1924 pero no encontró por allí el mítico país. En uno de sus numerosos libros de viajes escribió: “Shambhala se encuentra geográficamente cerca de la ciudad de Balkh, en el extremo norte de Afganistán.” Ahí queda para quien quiera ir a comprobarlo.

El pintor y pacifista ruso Nikolai Roerich realizó dos viajes por Asia Central, uno entre 1925 y 1928 y otro de 1934 a 1936. Durante el viaje, los guías nativos interpretaban cualquier cosa como un signo de que la frontera de Shambhala estaba cerca: un geiser, una roca con inscripciones, animales cruzando el camino… Shambhala es un lugar al que uno puede aproximarse eternamente y no llegar nunca. Cuenta Roerich que al enseñar a unos mongoles una foto de Nueva York con sus rascacielos, estos exclamaron: “Es Shambhala”.

Helena y Nikolí Roerich
Helena y Nikolí Roerich

Sin embargo poca gente sabe que fueron dos misioneros católicos: Esteban Cacella y Juan Cabral, los primeros europeos de la Historia moderna que dieron un relato sobre Shambhala, imaginando al principio que sólo se trataba de un nombre alternativo para Cathay (antigua denominación de China). Posteriormente cambiaron de opinión.

El padre Cacella, misionero jesuita portugués, vivió veintitrés años en Shigatsé, dónde murió en 1650, y señaló la existencia de éste “fabuloso país” en los informes que redactó. Los lamas sentían tal respeto por él, que incluso le propusieron sus servicios para conducirlo hasta Shambhala.

Su compañero, el padre Juan Cabral, escribió en 1625: “Según mi parecer, Shambhala no es Cathay, sino lo que en nuestros mapas se llama Gran Tartaria.”

Las leyendas hebreas hablan de un lugar llamado Luz que se describe como una ciudad subterránea cerca de una montaña sagrada llamada la “morada de la inmortalidad”.
Se dice que cuando el mundo entre en una era de guerra y odio, y todo esté perdido, el rey de Shambala saldrá de su ciudad secreta con un gran ejército para eliminar el odio y comenzar una nueva era dorada.

El mito de Shambhala se popularizó en el subconsciente de nuestra sociedad moderna, gracias a la famosa obra de James Hilton “Horizontes Perdidos”.

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/20150725/54433598833/shangri-la.html

https://publicacionesherbertore.blogspot.com/2014/01/shambala-el-reino-que-traera-la-edad-de.html

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