La antigua cultura de los Mochicas o Moche,ocupó la franja costera del norte de Perú, entre los siglos I y VIII de nuestra era.Fue una cultura rica y desarrollada; conocían los sistemas de cultivo y contaban con una red de comercio muy próspera.
Antiguamente era conocida como Protochimú o Chimú Temprano, recibiendo más tarde el nombre de Moche, tras hacerse descubrimientos en el valle del mismo nombre. El origen de denominarlos también Mochicas, se debe a la lengua que utilizaban sus habitantes, llamada Muchik.
Históricamente los mochicas pertenecen al período llamado el de “Los maestros artesanos” o “grandes constructores de ciudades “; que duro hasta el 700 d.c.; ese nombre indica el carácter industrial y creativo de esta sociedad.
La civilizacion moche fue una cultura preincaica, se establecieron en la costa norte del Perú; entre los valles de Lambayeque, Jequetepeque, Chicama, Moche,Santa, Chao, Viru, Nepeña y Huarmey. Y tuvieron como centro cultural el valle de Moche y Virú, cerca de la actual ciudad de Trujillo.
La causa de la desaparicion de la Mochica alrededor del año 600 a 700 se desconoce; pero podría haber sido iniciado por una sequía de 30 años a finales del siglo VI, seguido por un periódo de inundaciones provocado por un Super Fenomeno de el Niño.
Las teorías sobre esta cultura están cambiando en la actualidad debido al descubrimiento de yacimientos arqueológico; como la señora de Cao y Señor de Sipán (El Señor de Sipán) que se descurbrio Huaca Rajada, cerca de Chiclayo.
La economica de los mochicas estuvo basada en un gran dominio en la técnica agricola y la construcción de canales de riego artificial; que aun subsisten en la actualidad en el valle de Chicama.
Usaron el guano en la siembra de maíz, frijol, papa, calabaza, cacahuate (mani), árboles frutales, etc. Practicaban la pesca en “Caballitos de Totora (técnica que subsiste en la actualidad en las regiones norteñas del Perú).
El aumento de la poblacion Moche llevo a construir grandes proyectos de irrigación; obras de ingeniería hidraulica se llevaron a cabo, como el canal de La Cumbre, todavía en uso hoy en día, y el acueducto de Ascope.
En la zona, podemos encontrar restos de palacios y templos piramidales, ciudades auténticas; metales, cerámicas muy trabajadas.
El rasgo más importante de la cultura Moche lo constituye su inigualable cerámica. La cerámica Mochica, si bien rígida desde un punto de vista formal, manifiesta un gran sentido estético.
La decoración, modelada y pintada, incluye cabezas retrato -huacos- de los dirigentes; animales, plantas y deidades, las cuales tienen un enorme valor etnográfico para la reconstrucción de esta cultura; caza de animales, pesca, guerra, sacrificio, castigo de prisioneros y esclavos, escenas de templos y pirámides
A juzgar por su arte representativo, los Mochicas no tenían prejuicios éticos y morales en cuanto al sexo; pues, según las cerámicas encontradas, practicaban las más diferentes formas de coito, predominantemente el anal y el bucal. Todo hace pensar, que pudieron ser una de las culturas más ricas de la época en América.
Su organización se basaba en un sistema militar y teocrático, siendo la cabeza del pueblo el Cie-quich; gobernante de uno o más valles (que se representa con la figura de un jaguar), el Alaec, subordinado al anterior, el sacerdote que se ocupaba de los ritos religiosos (representado por un zorro) y finalmente el pueblo (representado en este caso por un lagarto) .
El ritual religioso más importante, como muchas de estas culturas, era el sacrificio, generalmente prisioneros de guerra ofrecidos a los dioses.
Los señores mochicas vivían en grandes palacios, una de las manifestaciones arquitectónicas más importantes es la Pirámide del sol; sita en el valle del Trujillo con 345 metros de alto.
Toda la pirámide está hecha con adobes y se ha estimado que se usaron 140 millones de adobes en su construcción. La Huaca de El Sol no fue construida toda en un solo momento, sino que sufrió muchas modificaciones y ampliaciones (8) hasta tener el volumen que actualmente le conocemos.
Los adobes para la construcción de esta pirámide tienen 2 características importantes: eran hechos con moldes y tenían la marca del fabricante. La fabricación con moldes permitía tener adobes con las mismas dimensiones y calidad, mientras que las marcas realizadas en la cara superior del adobe permitía identificar a la comunidad que los fabricó para así controlar la cantidad de adobes con los que contribuían en la construcción de la Huaca. En El Sol se han encontrado por lo menos 96 marcas distintas.
La alimentación la basaban en peces y mariscos que les ofrecía la costa, algunos frutos y carne de llama, y en algunas ocasiones especiales venado e incluso reptiles.
En los años 80 en las zonas de excavaciones, era frecuente la presencia de saqueadores de tumbas y restos artísticos para hacerse con los más preciados tesoros.
Por aquel entonces, Walter Alva, afamado arqueólogo se ocupaba de buscar restos de la cultura mochica que tanto le apasionaba. Una llamada cambiaría su vida. Un policía le llama desde Sipán, una aldea de la zona, diciendo que un saqueador había encontrado unos restos muy interesantes; que debía ver de inmediato, concretamente en la zona llamada Huaca Rajada.
Los restos hallados por el huaquero presagiaban algo importante, se trataba de varias piezas rituales algunas de oro puro. El personaje de la tumba central, protagonista del descubrimiento lo bautizaron como Señor de Sipán.
El ataúd era de madera de caña y fibras vegetales, y encima había diversas capas de telas, mantas, esterillas, que nos dan pistas de un ritual funerario complejo y estudiado.
Por lo estudios de ADN se sabe que medía 1,67 m de altura,y que murió a los 40 años de edad y era descendiente del Viejo Señor de Sipán (de el que hablamos más adelante). Vivió durante el siglo IV.
En el interior de la tumba se hallaron piezas ornamentales de incalculable valor. Portaba una corona de oro en su vestimenta con detalles en turquesa, unas orejeras también de esta piedra combinada con oro, pectoral de plata y oro y conchas, caracolas e incluso sonajeros de oro puro, así como un cetro rematado en una forma piramidal de éste material.
En el 2005 en una excavación aparece una tumba de una mujer en una zona llamada Huaca de Cao, por lo que se le vino a llamar La Señora de Cao o Dama de Cao, este hallazgo, hizo replantearse el papel de la mujer en las culturas precolombinas; con una tumba especial para ella esta joven (se estima 20 años) contaba en su piel con tatuajes que evidencian su nobleza.