La existencia de algún tipo de conexión entre el Cielo y la Tierra entra dentro de este tipo de mito y en la Biblia lo simboliza la escalera de Jacob.
El Génesis nos relata la huida de Jacob tras su enfrentamiento con su hermano Esaú. Rendido se echó a dormir con la cabeza apoyada en una piedra. En su sueño vio una escalera por la que subían y bajaban los ángeles. En lo alto estaba Dios que le hizo una serie de promesas.
La escalera de Jacob es la conexión entre el Cielo y la Tierra, y simboliza la esperanza de los humanos de alcanzar el paraíso eterno subiendo por ella. Y así la vemos plasmada en multitud de obras de arte. En otros contextos menos religiosos representa el ascenso, el progreso y el paso de la oscuridad a la luz, de lo material hacia lo espiritual y también de la ignorancia al conocimiento.
Esta Escalera Mística, que vio Jacob en su visión, y que iba de la tierra al cielo, estaba ampliamente difundida entre las religiones de la antigüedad, donde siempre se la suponía constituida de siete tramos o escalones
Encontramos estos puentes entre el Cielo y la Tierra en otras religiones y culturas. Por ejemplo en Persia, la religión de Mitra hablaba de los siete peldaños de una escalera que había que subir para alcanzar la perfección o las chacras de las religiones orientales por las que asciende la energía vital. Incluso en los mitos escandinavos se habla de un árbol por el que deben trepar los iniciados.
Según el Génesis, Jacob había robado a su hermano Esaú la primogenitura, es decir, el derecho a la herencia y la bendición de su padre Isaac. A consecuencia de este hecho, Esaú se enfureció con Jacob y decidió matarle. Jacob fue advertido de las malas intenciones de su hermano por Rebeca, madre de ambos. Ella le aconsejó que huyera y acudiera a la casa de su tío Labán, en Paddán Aram, hasta que se calmara la furia de Esaú. Jacob obedeció a su madre y partió en dirección a la casa de su tío.
En su huida, Jacob llega a ‘cierto lugar’ cuando el sol ya se ha puesto, y decide quedarse ahí para pasar la noche. Según algunas fuentes escritas, este lugar se convertiría en el emplazamiento del ‘futuro Monte del Templo de Jerusalén, donde también iba a ser sacrificado su padre, Isaac.” Jacob tomó una piedra en este lugar para utilizarla como almohada y se quedó dormido. Fue entonces cuando Jacob soñó con la escalera que conectaba cielo y tierra. Así lo describe el relato bíblico:
“Y tuvo un sueño; soñó con una escalera apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella.” (Génesis 28,12)
Dios habla entonces a Jacob desde la cima de la escalera:
Yo soy Yahveh, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en que estás acostado te la doy para ti y tu descendencia. Tu descendencia será como el polvo de la tierra y te extenderás al poniente y al oriente, al norte y al mediodía; y por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra; y por tu descendencia. Mira que yo estoy contigo; te guardaré por doquiera que vayas y te devolveré a este solar. No, no te abandonaré hasta haber cumplido lo que te he dicho. (Génesis 28,13-15)
Cuando Jacob se despertó a la mañana siguiente, tomó la roca que había utilizado como almohada y la erigió como estela. Derramó aceite sobre ella y llamó al lugar Betel, aunque su nombre primitivo era Luz. Jacob realizó entonces un voto a Yahvé y continuó su camino.
Este pasaje ha sido interpretado de muy diversas maneras. Una de las más habituales es que la escalera representa la conexión existente entre la Tierra y el Cielo.
Otra interpretación bastante conocida es que la escalera representa la historia de la humanidad. En este caso, los escalones que la forman simbolizarían la sucesión de reinos e imperios que han dominado el mundo desde el principio de los tiempos.
Los comentaristas clásicos del judaísmo ofrecen diferentes interpretaciones para el episodio de la Escalera de Jacob:
De acuerdo con la tradición del Midrásh, la escalera simboliza los exilios que el pueblo judío sufriría antes de la llegada del Mesías. Un primer ángel representa los 70 años de exilio en Babilonia; el siguiente representa el exilio en Persia, y otro más, el exilio en Grecia. El último ángel, que representa el exilio final en Roma o Edom (identificado con el propio Esaú), asciende y asciende hacia el cielo; pese al miedo de Jacob a no poder librarse nunca de la dominación de Esaú, Dios le garantiza que algún día también él caerá.
Otra interpretación de la escalera acentúa el hecho de que los ángeles primero ascienden y luego descienden. Así el Midrásh explica que Jacob, como hombre santo, estaba siempre acompañado de ángeles. Al alcanzar la frontera de Canaán (la futura tierra de Israel), los ángeles asignados a defenderla volvieron al Cielo, mientras que los de otras tierras descendieron de él para conocerlo. Cuando Jacob volvió a Canaán, es saludado por los ángeles asignados a Tierra Santa.
El lugar en el que Jacob se detuvo a descansar se cree que coincide con el monte Moriá, donde se construyó el Templo de Jerusalén. Así pues, la Escalera simbolizaría el “puente” entre el Cielo y la Tierra. Establecido a través del pacto entre Dios y el pueblo judío, y fortificado por las oraciones y sacrificios realizados en el Templo. Además, la escalera representaría a la Torá, como un nuevo vínculo entre cielo y tierra.
La interpretación cristiana de la Escalera de Jacob se basa en Juan 1:51. De acuerdo con esta lectura, Jesucristo es una nueva escalera que comunica el Cielo y la Tierra, al ser al mismo tiempo hijo de Dios y de los hombres.
Interpretación Mariológica: Es uno de los más bellos símbolos de la Virgen María, porque está puesta por Dios entre El y nosotros, para que podamos llegar al Cielo.
Lo mismo que la escala se le apareció a Jacob cuando iba huyendo, cansado y triste, así la Virgen gusta de consolarnos cuando estamos tristes y cansados.
Los ángeles subían y bajaban por ella. Los ángeles, en el Cielo, alaban a la Virgen que es su Reina, y por medio de Ella nos alcanzan las gracias que necesitamos. Significa que María es Medianera universal.
LOS SIETE ESCALONES Y EL OCULTIMO EN LA ESCALERA MASÓNICA
La Masonería adoptó a su vez el símbolo de la escalera como ascenso al mundo de la luz Masónica. Allí le esperan los tesoros del conocimiento, una vez vencida la escarpada y penosa pendiente por medio de un mejoramiento personal que le permita el cambio de una vida inferior a otra superior.
La escala Masónica que está representada en el simbolismo del primer grado deba consistir realmente de siete gradas, las que ascienden así: la Templanza, la Fortaleza, la Prudencia, la Justicia, la Fe, la Esperanza, y la Caridad.
Pero los ejemplos más primitivos de ella la representan únicamente con tres, refiriéndose a las tres virtudes teológicas, de donde proviene el llamarla la escala teológica. Parece por lo mismo, haber sido definido por la costumbre general de que la escala masónica tiene únicamente tres gradas.
Para el OCULTISMO la escalera es símbolo de la elevación o el descenso. Expresa el cambio de un mundo a otro.
Los siete mundos materiales están expresados en una escalera de SIETE PELDAÑOS