El Evangelio de Tomás,también llamado Evangelio copto de Tomás o Evangelio gnóstico de Tomás; es un evangelio apócrifo que contiene 114 dichos atribuidos a Jesús de Nazaret.
Historiadores del Cristianismo Primitivo han reconocido; que los 27 libros del Nuevo Testamento no son las únicas fuentes de información sobre el Cristianismo primitivo.
Son textos generalmente “ortodoxos”; que nos dan un vistazo sobre diversos personajes y comunidades de los primeros siglos de la iglesia.
Yendo más allá del Nuevo Testamento; descubrimos que el movimiento cristiano era más diverso de lo que habíamos pensado. Estos textos nos ayudan a capturar una imagen más clara de las diferencias que existían entre aquellos que se identificaban como seguidores de Cristo.
No obstante, entre la literatura “Cristiana” de los primeros siglos, también hay textos que presentan un cristianismo significativamente ajeno a lo que se practica hoy en día. Algunos textos hablan de 2 dioses: un dios de los Judíos que creó el mundo, y otro dios quien es el Padre de Jesucristo.
Otros textos enseñan que Jesús nació como un hombre normal, de José y María, y que “se volvió” Dios en el momento de su bautismo; cuando esadoptado por el Padre. Y hay otros textos que hablan de la niñez de Jesús contando, como él dio vida a varios pajaritos que había formado de barro.
Para los cristianos evangélicos, los textos en la segunda categoría son sencillamente libros rechazados por la iglesia por sus errores doctrinales e inventos históricos. Pocos eruditos evangélicos han dedicado mucho tiempo al estudio de ellos.
No obstante, en los últimos 20 años ha habido mucho interés, fuera del mundo evangélico; en el descubrimiento de los autores y las comunidades que produjeron estos textos marginalizados y rechazados.
Se ha preguntado si no existían “otros Cristianismos”: comunidades que se autodenominaban “Cristianos”, y que no sobrevivieron. Varias personas están preguntando: ¿Cómo podemos saber si nuestra versión del Cristianismo es la “verdadera”?
Reconociendo que habían divergentes expresiones del Cristianismo en los primeros siglos; y que habían conflictos entre ellos, tal vez hemos heredado simplemente el Cristianismo de los “ganadores”, la Iglesia “oficial.”
Tal vez exista la posibilidad de descubrir el verdadero Jesús en estos textos que se habían perdido, los textos suprimidos por Roma.
El Evangelio de Tomás frecuentemente sirve como el eje del tales debates. Si de verdad existe un cristianismo legítimo en los primeros siglos, que luego se pierde o suprime; muchas personas piensan que este documento lo revela. Por tanto, es importante que todos los Cristianos estemos familiarizados con los puntos básicos en el debate sobre este texto.
Se ha conservado en un papiro manuscrito en copto, descubierto en 1945 en la localidad egipcia de Nag Hammadi. Existen dudas acerca de su fecha de composición. Algunos de los dichos de este evangelio se asemejan a los de los evangelios canónicos de Marcos, Mateo, Lucas y Juan; otros parecen desconocidos hasta su descubrimiento.
A diferencia de los evangelios canónicos, el de Tomás no adopta la estructura de un relato acerca de la vida de Jesús; sino que contiene sólo dichos (en griegologia) de Jesús enmarcados en las conversaciones que mantiene con varios de sus discípulos.
La autoría de la obra se atribuye en un breve prólogo a Dídimo Judas Tomás («dídimo» significa ‘mellizo’): «Estas son las palabras secretas que pronunció Jesús el Viviente y que Dídimo Judas Tomás consignó por escrito». Finaliza con el título «El Evangelio según Tomás».
Unos 17 de los 114 dichos que componen este evangelio coinciden con otros dichos, redactados en griego; encontrados en unos fragmentos de papiro descubiertos en Oxyrhynchus, en Egipto, en 1898.
Estos fragmentos se han fechado en torno al año 200, en tanto que el manuscrito copto hallado en Nag Hammadi data de alrededor de 340. Se cree que el manuscrito copto es traducción de un texto griego más antiguo, del que dan testimonio los fragmentos de Oxyrhynchus
Actualmente existe un vivo debate acerca de la fecha de composición de este evangelio. Existen fundamentalmente dos teorías: una serie de estudiosos defienden una datación temprana de este evangelio; en torno al año 50, antes, incluso, que el primero de los evangelios canónicos, el de Marcos.
Otros abogan por una fecha más tardía, posterior a los canónicos y no anterior; en cualquier caso, a finales del siglo I (la mayor parte de estos autores prefiere la fecha de 150). La datación temprana está más extendida entre los investigadores estadounidenses, en tanto que la tardía es preferida en Europa (especialmente en Alemania y el Reino Unido).
Estos evangelios o tesoros de la humanidad, los encontro un campesino en Egipto, en el año 1945.
Ese humilde aldeano, buscando afanosamente algún tesoro enterrado entre las montañas áridas de su país. Con la esperanza de poder salir de la constante miseria en que vivía con su familia. Ni remotamente pudo imaginar la importancia del descubrimiento que había hecho para el mundo cristiano. Ni se alegró por el hallazgo logrado porque no se trataba de oro, ni prendas preciosas para vender al mejor postor del mercado.
Son solo simples libros que para el o la inmensa mayoría de la humanidad tenían poco valor; por no prestar una utilidad práctica, ni pueden ser vendidos como joyas preciosas.
Pero son tesoros admirados y valorados por los gnósticos de nuestros tiempos; ansiosos de una revelación justa de la verdad que había permanecido oculta a través del tiempo; y perseguida por los altos jerarcas de la Iglesia Católica.
Los libros hallados se ordenaron, repararon y restauraron para rescatarlos de los daños sufridos a causa del tiempo y su lugar de conservación. Y son finalmente estudiados por los arqueólogos e investigadores de la historia y la cultura del pasado. Estos encontraron en ellos un verdadero tesoro valorado en quilates simbólicos del conocimiento universal y declarados patrimonio de la humanidad.
Este evangelio tan bien considerado entre los investigadores presenta al lector, al menos aparentemente; como esposa de Jesús no a María Magdalena, sino a Salomé. Este personaje conocido por el texto de Lc 8,1-3 que conviene citar de nuevo (es el único texto evangélico que habla de acompañantes femeninos de Jesús durante su ministerio público en Israel.
A diferencia de los evangelios canónicos, el de Tomás no adopta la estructura de un relato acerca de la vida de Jesús. Contiene sólo dichos (en griego logia) de Jesús enmarcados en las conversaciones que mantiene con varios de sus discípulos.
La autoría de la obra se atibuye en un breve prólogo a Dídimo Judas Tomás. Este no es un apócrifo al uso, sino una importante pieza.
El Evangelio de Tomás es muy distinto a los evangelios canónicos tanto literariamente como en su estructura. A diferencia de los evangelios canónicos; el Evangelio de Tomás no es una narración de la vida, ministerio y muerte de Jesús. Es una recopilación de logia (dichos) atribuidos a Jesús. A veces aparecen en el texto de forma autónoma, mientras que otras veces se incluyen dentro de diálogos o parábolas.
El Evangelio de Tomás no hace referencia a la crucifixión de Jesús; ni a su resurrección, ni al juicio final; ni tampoco se extrae de él una visión mesiánica de Jesús.
Debe distinguirse el Evangelio de Tomás de otros apócrifos o pseudo epígrafos atribuidos al mismo personaje. Como los Hechos de Tomás o el Evangelio del Pseudo Tomás (acerca de supuestas cosas que hizo Jesús siendo niño). Así como del texto gnóstico conocido como Libro de Tomás el Contendiente.