Dendera es un pequeño pueblo situado en la ribera occidental del Nilo a 60 km. al norte de Luxor. El templo de Dendera, conocido también como “El Castillo del Sistro” o “La Casa de Hathor” está dedicado a Hathor, la diosa del amor, de la alegría y de la belleza, que los griegos asimilaron con su Afrodita.
El Templo de Luxor fue construido entre el año 30 antes de Cristo y el 14 después de Cristo, por lo que uno de los templos más jóvenes de Egipto. Sin embargo, fue construido en la cima de un templo más antiguo, cuya fecha aún no está clara. Es probable que el diseño del “nuevo” templo se basara en el anterior.
Las inscripciones indican que el edificio original fue construido por aquellos reyes legendarios conocidos como “los discípulos de Horus”. El faraón Keops ordenó construir un templo sobre el mismo sitio utilizado por sus míticos predecesores. reconstruido ya que era un lugar religioso de gran importancia. Durante la dinastía XI, fue famoso por su gran biblioteca de papiros.
Dendera fue un antiguo centro de curación, Hathor, esposa de Horus, era la diosa del cielo, la fertilidad y la sanación, y los rituales realizados por sus sacerdotisas incluyeron el uso de un sistro o “sonajero”.
El templo de Hathor tiene una forma cuadrada y está rodeado por un pórtico con columnas y paredes gruesas que se elevan hasta la mitad de altura de las columnas. Podemos encontrar multitud de relieves de figuras y rituales en el exterior del templo
En el interior, la más fascinante vista es la capilla que contiene un reloj de sol y cuyo techo está dedicado a Osiris. En este techo se puede contemplar un bajorrelieve llamado zodiaco circular conocido popularmente como Zodiaco de Dendera, compuesta por dos constelaciones superpuestas. Una se centra en el polo norte geográfico, la otra en el verdadero polo norte. Un eje pasa a través de Piscis.
Curiosamente, dos jeroglíficos en el borde del zodiaco, parecen indicar que otro eje pasa por el comienzo de la Era de Tauro (alrededor de 4.000 años antes de Cristo, unos 1.000 años antes del egipto dinástico). Esto puede ser un indicio de la época en la que el templo fue construido. Estudios posteriores comprobaron que no sólo esa sala, sino todo el templo estaba dedicado al firmamento.
En el templo de Dendera la presencia de esos dioses se palpa como en ningún otro lugar.
Hace exactamente 200 años sucedía un hecho singular que ha pasado a considerarse como un desastre militar aunque, por otro lado, un éxito científico 167 sabios y especialistas desempolvaron una civilización perdida y misteriosa. Todo empezó a estar sistemáticamente consignado y reproducido a las órdenes del recién creado l’Institut d’Egypt.
Los franceses de Bonaparte tuvieron la satisfacción de ser los primeros en medir la Gran Pirámide o descubrir el Valle de los Reyes. Las arenas empezaron a ser retiradas y los relieves volvieron a ver la luz. Empezó con ello un estudio que aún hoy no ha concluido y lleno, como no podía ser de otra forma, de enigmas y polémicas.
Cuando las tropas de Napoleón llegaron a Dendera en 1.798 el templo luchaba por emerger sobre el mar de arena que se empeñaba en hundirlo. Su entrada tan solo se adivinaba.
Cuentan que una caja de municiones colocada sobre la arena que también cubría la terraza se deslizó por un tragaluz hacia el interior. Cuando bajaron a buscarla vieron que había abierto un camino hacia las salas superiores del templo. Y en una de ellas realizaron un descubrimiento espectacular cuando las teas encendidas iluminaron un monolito que medía 3,60 metros de largo por 2,40 de ancho, y un grosor de casi un metro.
Efectivamente, una marca en el zodiaco de Dendera indica el polo eclíptico norte que, junto a otros jeroglíficos del borde del disco, indica las posiciones de los equinoccios en una época muy anterior a la que es fechado. Y si no poseían instrumentos apropiados, ¿de dónde les vino tal conocimiento?. Si las alineaciones astronómicas y el estudio de los ciclos precesionales eran anacrónicos para griegos y romanos, ¿cómo es posible que los egipcios del Imperio Antiguo ya lo conocieran?
Un conocimiento que no adquirido por evolución sino que aparecía ya desde el principio de su civilización aunque aludiendo, eso sí, a la presencia de unos dioses que mediaban en la hazaña y eran los destinatarios de tal ofrenda.
Albert Slosman publicó en París en 1.976 su libro titulado “El Gran Cataclismo”, donde documenta con todas las pruebas que ha podido obtener el hundimiento de la Atlántida hace 12.500 años y el éxodo de los atlantes hasta su llegada a Egipto.
Aparte de la interpretación del zodiaco, apunta la posibilidad de que la conexión de Egipto con la Atlántida se corresponda con el carácter fonético del país del Nilo. Según Slosman la antigua Atlántida se llamaba AHA-MEN-PTAH cuya traducción sería el “primer corazón de Ptah o corazón primogénito de Ptah”, siendo Ptah el dios principal atlante. Los supervivientes fundaron tras el cataclismo otro país llamado ATH-KA-PTAH, que significa el “segundo corazón de Ptah”, que los griegos fonetizaron en la palabra Aegyptos. Por ello la palabra EGIPTO sería el nuevo nombre del país atlante.
Los sacerdotes atlantes, sabedores del peligro que se avecinaba, hicieron construir unas barcas para salvar a su pueblo. Serían las “barcas sagradas” que aparecen en todos los grandes templos.
El techo de la sala hipóstila de Dendera sería una escenificación del cataclismo atlante. En la interpretación ideográfica de los jeroglíficos una línea quebrada significa “agua”. Dos líneas señalarían en plural “aguas”; tres líneas apuntarían “la crecida del Nilo”; y el “diluvio” estaría representado por cinco líneas. Pues bien, tanto en el techo del templo como en el zodiaco aparecen ocho líneas quebradas, el superdiluvio o gran cataclismo que produjo el hundimiento de la Atlántida, descrito por Platón en Timeo y Critias.
Para un gran número de estudiosos la civilización antigua egipcia debe sus extraordinarios conocimientos a los atlantes. Para Slosman, además, le deben también sus dioses. Sostiene que el capítulo XVII del Libro de los Muertos “recoge la teología original del mundo de la cual todas han derivado.
El Antiguo Testamento no es sino una copia de esta Teología original, en la que Moisés era Príncipe de Egipto y, por tanto, elevado a Gran Sacerdote”. Moisés, por tanto, no sería un príncipe cualquiera sino que aprendió la cosmogonía egipcia y también la tecnología de los dioses.
Los dioses atlantes aparecen en procesión subiendo la escalera principal que conduce a la terraza del templo de Dendera. La comitiva está compuesta por todos aquellos dioses primigenios, sucesores de Horus, cuya representación pictórica en el Antiguo Egipto muestra una clara diferenciación con el resto de los mortales, son verdes.
Moisés debería estar al tanto de los grandes conocimientos tecnológicos de los que encontramos gran profusión en el templo de Dendera. Porque a parte de las famosas “bombillas de Dendera”, el templo guarda un secreto mucho más importante relacionado con la energía y su utilización. Es lógico encontrar a los dioses como protagonistas de todo tipo de escenas litúrgicas, pero su procesión hacia la terraza del templo es una incógnita. ¿Qué se quiso representar con ello?.
Pero el hecho más significativo es precisamente la operatividad de un objeto que según aparece esculpido, es una copia exacta de otro muy especial, el Arca de la Alianza. La conexión entre el Arca y Egipto no ofrece dudas, ni los conocimientos de Moisés tampoco.
El Arca de la Alianza poseía unas características electromagnéticas que la hicieron peligrosa ante cualquier manejo erróneo. Solo los sacerdotes especialistas podían manipularla. Lo que apreciamos en Dendera es similar.
Para los que creen que la cultura faraónica surgió del caos más primitivo, los antiguos egipcios adoraron a vulgares vacas, cocodrilos, carneros o escarabajos.
Pero algunas pistas, como las encontradas en el templo de Dendera, nos permiten vislumbrar que aquellos sacerdotes no eran tan simples.
http://www.viatorimperi.com/dendera
https://www.merca2.es/zodiaco-de-dendera/
https://www.carlosmesa.com/la-atlantida-y-el-zodiaco-de-dendera/
https://www.guisanteverdeproject.com/2014/02/t-de-hathor-en-dendera.html