Allá por el año 1.200 a.c ellos se llamaban a sí mismos rasenas y los griegos los conocían como tirrenos; pero el nombre con el que han quedado para la gran mayoría es el que le dieron los romanos: etruscos.
Originarios de la región de Etruria, en el centro de Italia, se extendieron por el norte hasta el río Po y la Lombardía, y hacia el sur hasta el Lacio, donde chocaron con las colonias de la Magna Grecia.
Potencia naval del Mediterráneo Occidental y los primeros auténticos constructores de ciudades de Europa, desaparecieron en el siglo I a.C. bajo el empuje de Roma, pero no sin dejar rastro.
Muchos de los rasgos de la cultura etrusca fueron asimilados después por la romana que, en muchos aspectos, fue una heredera de aquella.
Según Heródoto los etruscos provenían de la región de Lidia, en Asia Menor, mientras que Dionisio de Halicarnaso defendía un origen autóctono. Más aún, Tito Livio propuso su origen en el norte de Europa.
El habla de los etruscos, es una lengua que al parecer, no está emparentada con las lenguas indoeuropeas. Es importante considerar que la fonética es completamente distinta de la del griego o del latín, aunque si influyó mucho éste, en varios aspectos fonéticos y léxicos.
El hecho de que uno de los posibles orígenes de este pueblo pudiera ser el Oriente Próximo (Lidia) viene avalado por el estudio de la escritura etrusca. Ésta era similar a la de las razas semíticas, con escritura de derecha a izquierda, omisión de vocales breves y duplicación de consonantes. La genética en este caso parece apoyar la tesis de Dionisio de Halicarnaso.
Si el origen de la cultura etrusca no está muy claro, menos claro aún está su idioma, una legua no indoeuropea que desapareció totalmente reemplazado por el latín.
Los orígenes de este pueblo nunca han estado realmente claros, pero se pueden destacar cuatro teorías al respecto, apoyadas y argumentadas.
La teoría orientalista, expuesta por Heródoto, quién cree que los etruscos llegaron desde Lidia. Para demostrarlo se basa en el supuesto perfil oriental de su religión y cultura, así como en que se trató de un pueblo único y evolucionado, comparándolo con sus pueblos vecinos.
La teoría nativa, propuesta por Dionisio de Halicamaso, que pensaba a los etruscos como oriundos de la península itálica. Para sostener esta teoría, explica que no hay señales de que se haya desarrollado la civilización etrusca en otros espacios y que el aspecto lingüístico es mediterráneo y no oriental.
Teoría de un origen nórdico, apoyada por muchos a finales del siglo XIX y primera mitad del XX; se apoya sólo en la similitud de su autodenominación con la denominación que los romanos dieron a ciertos pueblos celtas que existían al norte de los Alpes, en lo que hoy en día es, el Este de Suiza y Oeste de Austria.
Finalmente, la teoría más fundamentada actualmente viene siendo, un conjunto de la de Heródoto y la de Dionisio de Halicamaso, ya que habrían llegado inmigrantes orientales los cuales fueron influidos por los nativos, o, los nativos fueron influidos por los inmigrantes del este.
Destacados orfebres, innovadores constructores navales y grandes militares, expandieron su cultura desde su origen en Toscana y Umbría hasta el valle del Po en el norte y la parte septentrional de la Campania en el sur.
El fenómeno que posiblemente mejor caracterice la evolución de la cultura etrusca es la aparición de las ciudades. Ciudades con una estructura típica, un desarrollo en cuadrícula a partir de una calle con orientación norte-sur, el cardo, y una con orientación este-oeste, el decumano, y rodeada por murallas.
Los romanos continuaron utilizando después esta misma estructura, con una calle principal en cada sentido.
En un inicio, el sistema político de los etruscos es la de una monarquía neta, donde el rey reparte justicia. Influye como sumo sacerdote y comandante en jefe de todo el ejército.
Es a partir del siglo IV a.C. Cuando se da una transición donde el gobierno toma la faceta de una dictadura de porte militar, y que termina en una República con esencia oligárquica. Con magistraturas colegiadas.
Los etruscos no constituyeron un estado único ya que sus ciudades disponían de una casi total autonomía y formaban ligas de doce ciudades (dodecápolis como las de Campania que eran Vulturno luego llamada Capua, Nola, Acera, Pompeya, Herculano, Nocera, Calatia, Teano, Cales, Suersa, Esernia y Atella), reunidas por lazos de federación, y en circunstancias especiales o fiestas nacionales o religiosas, se congregaban bajo la presidencia de un sumo pontífice.
Pero sin duda una de las facetas más conocidas de la cultura etrusca es su arte. Fueron orfebres , escultores y pintores. Sobre todo el arte funerario, con pinturas murales y sarcófagos.
Dominaban la ingeniería y la arquitectura; y además era un pueblo sumamente religioso como lo confirman sus tumbas y las prácticas religiosas y sociales; que fueron luego introducidas por los romanos como suyas.
La mayor riqueza y posiblemente base de su gran expansión se debió a la metalurgia gracias a las minas de hierro y cobre existentes en la isla de Elba; y la industria metalúrgica de la zona comprendida entre las ciudades de Populonia y Vetulonia en la costa septentrional de la Italia etrusca.
Conocemos la cultura y el grado de civilización de este pueblo, gracias a las excavaciones realizadas en los últimos trescientos años.
Sus dioses más importantes, aparte de Vultumnus, que se representaba según la estación meteorológica, estaba formada por tríadas; una de ellas la formada por Tinia, Uni y Menerva, antecedentes del Júpiter, Juno y Minerva romanos.
La excelente artesanía, sus aficiones por las carreras de caballos y combates de atletas; la maciza arquitectura y la utilización de bóvedas, túneles para los desagües, el saneamiento de los campos, las casas y villas; la división en tribus, curias y centurias;el orden de batalla, los ornamentos de los magistrados, las sillas curules, los lictores, las fasces, todo el aparato de los triunfos y juegos públicos; el carácter sagrado de la propiedad y la ciencia augural ; y una gran cantidad de costumbres fueron absorbidas por Roma que hicieron de los romanos el pueblo más formalista de la época.
Tras alcanzar el apogeo en el siglo VI a.C., en los siglos V y IV a.C. dio comienzo una decadencia debido a los enfrentamientos con las colonias de la Magna Grecia.
La gran batalla naval de Cumas entre las ciudades de Cumas y Siracusa; y los etruscos en el golfo de Napóles marcó el definitivo declive de los tirrenos.
Pero el de la cultura etrusca no fue un final rápido, sino una lenta asimilación dentro de la cultura Romana. De hecho ,tres de los siete reyes de Roma, los Tarquinos, eran de origen etrusco.