Las leyendas más antiguas del Mediterráneo nos hablan de seres gigantescos con un solo ojo en el centro de su frente, son conocidos como cíclopes.
Homero, Esidodo y otros autores clásicos nos hablan de esta raza de gigantes en sus obras. Los historiadores se han preguntado de dónde sacaron la idea de los Cíclopes; y si estos pudieron realmente existir en una etapa prehistórica
Tras la «Edad Oscura» los helenos vieron con asombro los enormes bloques pulidos, llamados estructuras ciclópeas; que se habían usado en las edificaciones micénicas; en lugares como Micenas y Tirinto, o en Chipre, y llegaron a la conclusión de que sólo los Cíclopes reunían la habilidad y fuerza necesarias para construir de forma tan monumental.
Los Cíclopes son grandes criaturas de aspecto humano, pero cuyo tamaño es muchísimo mayor; ya que son literalmente una raza proveniente de los gigantes; la cual se caracteriza porque solo tienen un ojo, un ojo proporcionalmente grande hasta para ellos en la parte superior de la cara y justo en el medio; para que quede más claro, estaría situado justo en la parte que queda entre los dos ojos de una persona humana normal.
Los Cíclopes son considerados como criaturas de gran fuerza física, pero algo violentos y no muy inteligentes; sin embargo, se les consideraba grandes artesanos en cuanto a todas las artes relacionadas con la forja como la creación de armas.
El más conocido de los cíclopes es Polifemo. Era hijo de Poseidón y la ninfa Toosa y habitaba en una cueva de una isla del Mediterráneo.Polifemo ,según la obra «La Odisea» de Homero, toma prisionero a Odiseo (Ulises) y a su tripulación y los va devorando vivos, uno cada día.
Una noche Odiseo emborracha al gigante y cuando este se duerme aprovecha para quemar el ojo al Cíclope, que queda prácticamente ciego; y eso les permite escapar cubriendo sus cuerpos con pieles de ovejas y mezclándose con el rebaño; dado que Polifemo las revisaba pero no podía encontrarlos al tacto y con su ojo dañado.
Urano y los Cíclopes. El titan Urano, después de haber engendrado junto a su mujer Gea a los primeros Cíclopes, se dio cuenta de su gran poder; motivo por el que temió que lo destronaran o fueran un peligro para él; y por ello decidió encerrarlos en el tártaro, que era una cárcel inexpugnable, fría y oscura que estaba en la parte más escondida del inframundo.
Fue más tarde cuando su hijo el titan Cronos (Saturno en la mitología romana) los libero, junto a otras bestias mitológicas que también Urano había encerrado en el tártaro.
Fue así como Cronos consiguió vencer a su padre Urano, y convertirse en el gobernante del universo conocido; tras lo cual volvió a enterrar a los Cíclopes, en el tártaro.
Zeus (Júpiter en la mitología romana) dios de los cielos y rey del Olimpo, más adelante los libero de nuevo, para que junto a ellos poder derrotar a su padre Cronos.
Y los Cíclopes en agradecimiento por su liberación forjaron el poder del rayo, el trueno y el relámpago para Zeus; el casco de invisibilidad para Hades (Plutón en la mitología romana) dios del inframundo; y el tridente de Poseidón (Neptuno en la mitología romana) dios de los mares, los océanos y los terremotos; junto a los cuales consiguieron matar y destronar a los titanes.
Otros autores también escribieron sobre los cíclopes. Por ejemplo, el autor griego Calímaco mencionó a los Cíclopes como los creadores de las fortificaciones de Micenas y Tirinto.
Alrededor del año 275 a. C., un poeta siciliano llamado Teócrito también escribió dos poemas relacionados con la historia de Polifemo y su deseo por una ninfa del mar, de nombre Galatea. El poeta describe el plan ideado por el cíclope para poder poseerla.
El famoso escritor griego Eurípides escribió la obra titulada ‘Cíclope’ en el año 408 antes de Cristo. La trama transcurre en Sicilia, en una zona muy cercana al famoso volcán Etna. Virgilio, poeta épico romano tan famoso como Homero en la literatura griega, escribió el célebre libro clásico ‘La Eneida’, donde narra cómo, después de escapar de Troya, Eneas desembarca en la isla de un cíclope.
Cuenta la leyenda que el marino Simbad, era hijo de un próspero comerciante de la ciudad de Bagdad. Al fallecer, el hombre le dejo a su hijo una gran fortuna. Este se dedicó a gastar dándose cuantiosos lujos y diversiones; descuidando también los negocios también heredados por su fallecido padre.
El ritmo de vida, de derroche y fiesta, no duró mucho, viéndose Simbad en la total ruina perdiendo casi todo que tenía. Tomando conciencia de que no podía seguir en lo mismo. Vende lo poco que le quedaba de herencia y con el dinero invierte en mercancía, la cual iba a vender en varias partes del mundo.
Teniendo claro su objetivo, Simbad se embarca junto a una pequeña tripulación en un barco que lo llevaría de viaje por tierras lejanas donde pudiese vender su mercancía y recuperarse un poco económicamente.
Al desembarcar en una de las tierras, Simbad y su tripulación son recibidos por una salvaje tribu quienes los atacan y logran vencerlo ya que los superaban en número. Al atraparlos, los abandonan en una misteriosa isla, la cual era por un gigante con un solo ojo y sediento de carne humana.
Simbad lucha por su vida, atacando al gigante con un palo en el único ojo de aquel monstruo. Logran huir y dejando al Cíclope completamente ciego. Esto le da el momento oportuno para escaparse de la isla; siendo perseguidos por otro de los gigantes con las mismas características del Ciclope.
Así logran abordar en una balsa y lanzarse al mar, quedando vivos solo Simbad y dos de sus compañeros.
El ciclope es el nombre de una escalofriante leyenda muy popular en Honduras. Cuenta la leyenda que entre los indígenas de la poco explorada Selva Misquita hondureña. Existe la creencia en un extraño ser que por sus características hace pensar que es el ciclope.
La Antropóloga Anne Chapman recopiló en los años 70 relatos de los indígenas que tenían como protagonísta a esta criatura que ellos describían gigante y de un solo ojo. La leyenda narra que Julian vivía cerca de la Laguna Seca pero que luego viajó hacia la Costa Atlántica en compañía de un brujo.
Al llegar a la Costa Atlántica encontró a una tribu de antropófagos (animales que se alimentan de carne humana) y éstos poseían un solo ojo. Julián fue capturado y estuvo prisionero junto con tres ladinos para ser engordados y posteriormente deborados.
El ciclope es un ser grotesco, de muy mal humor y con mucha fuerza que mata a sus víctimas degollándolas con cuchillos. La carne la comen frita y lo que sobra la guardan con manteca en botellas.
Se dice que Julián Velásquez logró escapar de los cíclopes. No se sabe como logró hacerlo pero jamás se supo más de él ni de los monstruosos seres.
Los orígenes de los misteriosos Cíclopes son fascinantes. Según el paleontólogo Othenio Abel, las raíces de los Cíclopes se encuentran en los cráneos prehistóricos de los elefantes enanos. Estos animales vivían antiguamente en islas como Sicilia, Malta, Creta y Chipre.
Según su investigación, realizada en 1914, las grandes cavidades nasales de estos cráneos habrían hecho pensar a las gentes de la época que pertenecían a las míticas criaturas de un solo ojo. Durante siglos fue imposible averiguar el origen real de tales cráneos, por lo que el mito de los Cíclopes fue creciendo.
En realidad, estos cráneos corresponden a un mamut enano llamado «Elephas falconeri» que habitó en esas islas en el pleistoceno superior. El orificio central que tomaron por el lugar en que iría el ojo enorme, es en realidad la cavidad que corresponde a la trompa.
Otra explicación posible se basa en la triste realidad de la existencia de una malformación conocida como ciclopía. Algunos teratólogos (científicos que estudian anormalidades zoológicas) apuntan que la existencia de esta anomalía podría ser la causa del mito del cíclope.
En esta malformación congénita se observa una sola órbita facial y esto se produce porque falla la división en dos de la cavidad orbitaria cuando el embrión se está desarrollando.
Además de presentar un único ojo, frecuentemente la nariz es muy pequeña o inexistente y está fuera de su lugar habitual. Uno de cada doscientos abortos espontáneos humanos presenta ciclopía.
Walter Burkert, experto alemán en antiguos cultos y mitología, expuso otra teoría que sugería que las sociedades arcaicas reflejaban como un espejo auténticas asociaciones a las que se rendía culto, como los gremios de herreros.
En opinión de Burkert, la idea de la existencia de poderosas criaturas con un solo ojo provenía de la tradición de los herreros de cubrir con un parche uno de sus ojos.
La presencia de un solo ojo podría ser una tradición ligada a la costumbre de cubrir el ojo izquierdo con un vendaje. Para protegerlo de chispas o un tatuaje hipotética en la frente que representa el sol; ya sea que estos antiguos artesanos podrían probablemente ser devotos.
Por último, algunos investigadores creen que los Cíclopes eran, simplemente, seres humanos deformes.
La aseveración de que la historia de los Cíclopes está basada en alguna criatura que existió en el pasado. A pesar de tener ciertos indicios de verosimilitud (recordemos el caso de los elefantes enanos), se considera actualmente que carece de fundamento.
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