A 560 km. al sur de El Cairo, descubrimos el paraje de Abydos y el Osirion; capital de la provincia de Ptah-ur, «la gran Tierra, la Tierra primordial».
Esta ciudad, que no tuvo relevancia económica, poseyó siempre un carácter sagrado. Allí se edificaron las tumbas, reales o simbólicas, de los faraones de la I dinastía.
Recientes excavaciones han permitido sobre todo recuperar lo que parece ser los primeros rudimentos de la lengua jeroglífica. Según el mito que enseñan los textos egipcios y que completó Plutarco, Osiris era el rey de la edad de oro que reveló a los egipcios todo cuanto era útil para vivir en armonía.
Por celos, su hermano Seth decidió asesinarle y dispersar las partes de su cuerpo. La esposa de Osiris, Isis, emprendió una larga búsqueda para reconstruir los miembros dispersos y devolverle la vida a su marido.
De este amor más allá de la muerte nacerá un hijo, Horus, «El que se cuida de su padre». Subirá al trono de Egipto y será el protector de cada faraón.
Para vencer a la muerte, todo ser debe convertirse en un Osiris y revivir las etapas de su «pasión». En el Imperio Medio se evoca una peregrinación a Abydos que era en realidad una navegación simbólica de las almas hasta el templo de Osiris. Numerosas personalidades se hicieron representar para la eternidad mediante estelas levantadas cerca de «la escalera del gran dios» o mediante capillas.
El templo funerario de Seti I, también conocido como Gran Templo de Abidos o Memnonium es un templo-cenotafio construido por el faraón Seti I en Abidos, en el Alto Egipto, y que sería finalizado por su hijo Ramsés II, también de la XIX dinastía.
Completado por el cercano Osirion, el templo sirve como un monumental ofrecimiento votivo para atraer la benévola atención de Osiris, el dios de la regeneración y soberano del más allá.
Abidos, cuyos asentamientos se remontan hasta el periodo Naqada I, centro religioso y lugar de peregrinación, donde se pensaba que había sido sepultada la cabeza de Osiris.
El principal propósito de su construcción fue la adoración entre sus paredes de todos los dioses mayores egipcios y a los faraones que le precedieron, en forma de una gran capilla funeraria.
La lista de los 76 faraones de las principales dinastías “reconocidos” por Seti están grabadas en una pared y es conocida como “Lista Real de Abidos”, mostrando el nombre de los faraones en cartuchos, desde el primero, Narmer o Menes, hasta el propio Seti I.
El templo está construido sobre un terreno en pendiente que ha hecho necesario el desarrollo de terrazas sucesivas. Su planta es en “L”, el edificio principal se encuentra en un eje norte-sur.
Está prolongado por el Osirion tumba ficticia del rey, originalmente situado bajo un túmulo, estando separados los dos edificios por pocos metros.
El templo funerario se completa con un ala lateral que se extiende hacia el este.Sus paredes están adornadas bajorrelieves, algunos de los cuales presentan una conservación excepcional y mantienen sus colores originales.
El templo está consagrado a siete divinidades, incluido el propio rey divinizado, que tienen su propia capilla, Osiris, Isis, Horus, Amón, Ra-Horajti y Ptah. Todas tienen una falsa puerta, excepto la de Osiris, que presenta además una posición de honor especial, conduciendo a un complejo de dependencias dedicado a su culto que comprende dos salas y dos series de tres capillas dedicadas a Osiris, Isis y Horus.
Ramsés II completó la obra a la muerte de su padre, añadiéndole dos patios y un pilono de 62 metros, del que apenas se conserva nada en la actualidad. Estos patios terminan en pórticos con doce pilares rectangulares en terraza. El primer patio albergaba un jardín con árboles y estanques.
El acceso al templo se hacía a través de una rampa corta que terminaba en un pórtico con doce pilares rectangulares. Se disponían tres entradas y cada puerta conducía (después de haber pasado por las dos salas hipóstilas) hacia tres de las siete capillas del templo.
La puerta principal da a la capilla de Amón. Más a la derecha, las otras puertas conducen a las capillas de Osiris y Horus. Detrás del templo se encuentra el cenotafio propiamente dcho.
En las salas hipóstilas se puede contemplar una escena de la fundación del templo. Seti fija con la diosa Seshat los contornos del edificio y después coloca las primeras piedras. Otra escena muestra el nacimiento divino del rey.
En otra pared, el rey Ramsés II es purificado por Tot y por Hathor. Más allá, aparece de pie ante Osiris e Isis, y les ofrece una estatuilla que le representa. En otras representaciones quema incienso ante Horus y luego le ofrece una estatuilla de Maat.
A la izquierda de la segunda sala hipóstila se accede a un corredor donde está la Lista Real de Abidos y conduce a una serie de estancias que servían como almacenes de estatuas, barcas sagradas, elementos necesarios en el templo y despensas.
En paralelo a las siete capillas, con entrada por la segunda sala hipóstila se encuentra una sala más grande dedicada a Nefertem y a Ptah-Sokar.
A excepción de la lista de los faraones y un panegírico sobre Ramsés II, las representaciones no son históricas, sino mitológicas. La obra es célebre por su complejidad, conservación, delicadeza y refinamiento artístico, pero carece de la viveza y el carácter de épocas anteriores.
El Osirión está situado en Abidos, detrás, a un nivel inferior, aunque conectado con el templo de Seti I. Los arqueólogos Flinders Petrie y Margaret Murray se encontraban trabajando en Abidos durante el siglo pasado, cuando descubrieron el Osirión por casualidad, mientras excavaban el templo de Seti I.
El Osirión fue construido originalmente en un nivel muy inferior al de los cimientos del templo de Seti I. Los egiptólogos consideran que son contemporáneos, pero las evidencias están en contra de esta consideraciónpues se construyó con piedra caliza, arenisca rojiza y granito en su cámara central.
El Osirión también es conocido como la tumba de Osiris, mientras que el templo de Seti I se conoce como templo de Osiris. Abidos era el lugar principal de adoración de Osiris, señor del mundo terrenal. Osiris, su hermana Isis y su hijo Horus eran figuras fundamentales en la religión del antiguo Egipto. Además, se encuentra bastante cerca tanto del templo de Seti I como del templo de Ramsés II. En cuanto a su antigüedad, el templo data de la Dinastía I, (alrededor de 3000 años a. C.) según estimaciones basadas en diversos yacimientos y restos hallados en el lugar.
Muchos reyes dejaron su presencia marcada en este templo, tanto monarcas pertenecientes al Imperio Medio como del Imperio Nuevo, entre ellos Amenhotep I, Amenhopet III y Tutmosis III, hijo ilegítimo de Tutmosis I . Se cree que el Osirión buscaba con su compleja organización interna evocar la creación. Los sacerdotes de este templo eran los únicos que podían acceder a sus secretos: incluso el faraón tenía algunos sectores vetados.
Este templo de Osiris es y siempre fue un gran dolor de cabeza para los egiptólogos. No resulta extraño que no se encuentre mucha información o estudios oficiales acerca de él. Para empezar se encuentra muchos metros por debajo del nivel de los templos vecinos. Según los geólogos, cuando se construyó ése era el nivel del suelo y luego, con el paso de los milenos, diversos sedimentos se fueron amontonando sobre él. De hecho, algunos estudiosos dan a entender que su datación real sería de más de 10.000 años de antigüedad.
Tanto es así que si comparamos el tipo de arquitectura se observa la diferencia claramente. Pero los egiptólogos aducen como “pruebas” de su construcción por Seti I, las siguientes:
1. Está unido físicamente al templo de Seti I.
2. Hay una pequeña inscripción en el Osirión con el nombre de Seti, en el único lugar del templo en el que se han hallado inscripciones.
3. El lugar en general se asocia a Seti, y a la adoración de Osiris.
Sin embargo, frente a estos indicios tan débiles, se pueden contraponer estos:
1. Los cimientos del Osirión son mucho más bajos que los del templo de Seti y no existe motivo para ello. Además, la tierra excavada alrededor del Osirión se ha demostrado que está formada por sedimentos condensados del Nilo, depositados allí, año tras año, desde tiempos inmemoriales debido a las inundaciones anuales del Nilo.
2. El diseño del templo de Seti I en sí mismo es inusual, ya que no se construyó en base a la forma rectangular estándar, como sucede con el resto de templos de este período, sino que tiene forma de “L”. No puedo ver ninguna razón lógica para ello, excepto el hecho de que el Osirión enterrado fuese descubierto durante la construcción del templo, forzando un cambio de planes.
3. Quizás la razón más poderosa en contra de la datación convencional de esta estructura sea su contexto arquitectónico: la nueva arquitectura del reino es increíblemente distinta en su estilo y forma y, aunque cada templo del Imperio Nuevo es único, hay múltiples coincidencias estilísticas entre sus diseños.
En cambio, el Osirión no exhibe ninguno de estos rasgos, se observa en él una sorprendente ausencia de inscripciones, su construcción con megalitos es única en el Imperio Nuevo y parece casi absurdo que Seti I construyese su templo a un nivel y el Osirión, en cambio, bastantes metros más profundo, sobre las rocas del subsuelo.
Existen ciertos sectores de la ciencia que piensan que este templo no es obra de egipcios sino más bien que ellos lo encontraron y construyeron sus templos alrededor.
Resulta curioso que, a pesar de tan grandes evidencias en contra, la egiptología no pueda reconocer el hecho de que el Osirión es mucho más antiguo de lo que dice su datación convencional, y me pregunto por qué los supuestos expertos aún se aferran desesperadamente, a sus débiles premisas.
El templo Osirión es el lugar más antiguo conocido en el que aparece la flor de la vida.
Luego, misteriosamente, se ha encontrado en todo el mundo: Turquía, China… También se la puede observar en los artes fenicio, asirio, indio, asiático, de Oriente Medio y en el arte medieval.
https://artehistoriaegipto.blogspot.com/2017/02/templo-funerario-de-seti-i.html