El hombre de las nieves o yeti (o Jigou para los tibetanos del Himalaya) es un críptido interpretado como un simio gigante; emparentado con el Pie Grande , el Yowie en Australia, el Kunk en los Andes y otros mitos similares presentes en numerosas culturas.
Durante décadas se han escuchado y leído historias que tienen que ver con un gigante que por lo visto vaga por las montañas del Himalaya; pero ¿de dónde surge su historia? y ¿es esta real o es solo una leyenda?
Lo cierto es que el gigante, al que se conoce como el Yeti; se ha acabado convirtiendo en una especie de personaje perteneciente a la cultura popular.
En los últimos años, la genética moderna se ha aplicado en estudiar el misterio del Yeti; de modo que se cree que por fin se ha obtenido una respuesta sobre este hombre de las nieves; del que no se tienen ninguna prueba fehaciente de que existiera. En otras partes del mundo, se habla de gigantes similares, como Bigfoot o Sasquatch.
El Himalaya es una de las montañas más visitadas por alpinistas occidentales de modo que fueron estos los que comenzaron a escuchar las historias del Yeti por parte de los sherpas.
En 1921, el explorador y político Charles Howard-Bury dirigió una expedición británica al Monte Everest. Este encontró algunas grandes huellas y se le dijo que pertenecían a «metoh-kangmi», cuyo significado era similar al de «hombre-oso hombre de nieve».
Nace entonces la leyenda del «abominable hombre de las nieves» o Yeti; y se le sumaron las historias de los avistamientos por parte de los lugareños y que seguían siendo traducidas por los visitantes occidentales.
Es en la década de 1950, cuando el interés por el Yeti llega a ser realmente elevado; de hecho incluso varios alpinistas viajaron hasta el Himalaya para formar parte de diversas expediciones que se lanzaron para poder encontrar al monstruo.
Dichas expediciones sin embargo no dieron resultado alguno aunque existe una propia leyenda dentro de ellas; y es que el famoso actor de Hollywood, James Stewart; formó parte de una de ellas y se dice que encontró un dedo del Yeti que siempre llevaba en una maleta. Años más tarde, en 2011, unos científicos acabaron por descubrir mediante un análisis del dedo que este en realidad, era humano.
Desde hace muchos años una de las leyendas más difundidas en Rusia es la existencia del yeti de Siberia. Muchas personas han afirmado verlo a lo largo de todos estos años pero nunca se pudo comprobar completamente.
En los fríos parajes de Siberia se han descubierto cabellos misteriosos y algunos artefactos desconocidos que podrían pertenecer al yeti pero lo cierto es que la falta de evidencias concretas y fiables deja todavía duda en su existencia.
El yeti o abominable hombre de las nieves podría ser un homínido críptido; como un simio gigante emparentado con el Yowie en Australia, el Kunk en los Andes o el Pie Grande Americano. Ya que no hay pruebas íntegras de su existencia solo se cuentan relatos que lo describen como un simio gigante y bípedo que otras fuentes también atribuyen a una variedad de oso similar al oso polar.
En Siberia el yeti también, se conoce como Chuchunya. El chuchunya mediría entre 1.82 y 2.13 metros de altura y estaría cubierto de pelaje negro. De acuerdo con las descripciones dadas por los nómadas de las etnias Evenki y yakuto con de conformación física similar al Neanderthal, visten con ropas hechas de pieles y tienen una mancha blanca en sus antebrazos.
En 1959, un grupo de caminantes rusos, acampado en la parte norte de los montes Urales, murieron en circunstancias desconocidas.
Los investigadores soviéticos establecieron que la muerte había sido causada por «una irresistible fuerza desconocida».
Después del accidente, el área del paso Dyatlov fue prohibida durante tres años para los esquiadores; y para cualquier persona.
Los equipos de rescate encontraron la cámara utilizada por el grupo para capturar la excursión de dicha montaña. Donde se desarrollaron las películas, se encontró un marco en el que se retrata una misteriosa silueta, tan negra como inquietante.
En el folclore norteamericano, se dice que Pie Grande o Sasquatch son criaturas peludas, erguidas, parecidas a simios que habitan en el desierto y dejan huellas. Las representaciones a menudo los retratan como un eslabón perdido entre humanos y ancestros humanos u otros grandes simios.
La mayoría de los científicos tradicionales han descartado históricamente la existencia de Pie Grande, considerando que se trata de una combinación de folklore, mala identificación y engaño, en lugar de animales vivos.
Una minoría, como los antropólogos Grover Krantz y Jeffrey Meldrum, han expresado su creencia en la existencia de las criaturas.
El Yeti o abominable hombre de las nieves es uno de los mitos más conocidos del mundo y, de momento, seguirá siendo eso, un mito. Durantes los últimos siglos se han recogido centenares de relatos y algunas muestras orgánicas del supuesto animal misterioso.
En algunos monasterios de Nepal se conservan restos supuestamente pertenecientes al yeti. Pero que posteriormente se ha demostrado que pertenecen a una especie de cabra local.
En los monasterios budistas de Khumjung, Pangboche y Namché Bazaar en Nepal, se dice que conservan como reliquias los cueros cabelludos o escalpos de yetis. Además de una supuesta mano incorrupta en el de Pangboche.
Las historias populares siguen vigentes. Pero los pelos, dientes, huesos y excrementos atribuidos a los yetis del Himalaya, tanto en Nepal como en el Tibet han pasado de nuevo por el filtro de la ciencia . Y de momento, todo indica que en todos los casos se trataba de especies de osos ya conocidas y estudiadas.
En 1961, tras un estudio efectuado de la cabellera de Khumjung, se dio a conocer que pertenecía a otra especie de animal. Un pariente del rebeco, el serau del Himalaya (Capricornis thar) y no a un primate desconocido.
Sin embargo, surgen otras opciones que nos hacen preguntarnos si la leyenda del Yeti no tendrá más de verdad que de mentira. Bryan Sykes, genetista de la Universidad de Oxford, afirma que el Yeti es en realidad una especie diferente. Semejante al hombre, supera los dos metros de altura; y tambien afirma que una mujer de esta especie es capturada a mediados del siglo XIX.
En una remota región de la República Autónoma de Abjasia. Se descubre una imponente mujer llamada Zana, capturada por los cazadores locales en la década de 1850.
Zana se describe como una bestia salvaje, con una expresión aterradora como si se tratara de un animal salvaje. Ahora el profesor Bryan Sykes, de la Universidad de Oxford, asegura que Zana era el legendario yeti.
Zana era inmensamente fuerte, podía levantar sin esfuerzo un saco de 80 kg de harina con una mano y luego llevarlo cuesta arriba. Podía subir sin esfuerzo árboles para recoger uvas y corría más rápido que un caballo.
Zana mantuvo relaciones sexuales con varios hombres de la localidad, y como resultado dio a luz a varios hijos. El genetista también aseguró que Zana tuvo al menos cuatro hijos, engendrados por hombres de la localidad. Y algunos de sus descendientes todavía viven en la zona.
Otra teoría que va tomando fuerza es la teoría del eslabón perdido o del humano primitivo. Establece que el enigmático Yeti es en verdad un pariente cercano del hombre. Que vive aislado y tiene poblaciones residuales entre el Himalaya y las estepas del norte. Dos candidatos se ofrecen para esta teoría: el hombre de Neanderthal (o algún pariente cercano) y el Gigantopithecus.