El Mahabharata (“Gran poema épico de la dinastía Bharata”) se tituló originalmente Jaya (“Victoria”). Con más de 100.000 estrofas, es quizá el poema más largo que se haya compuesto nunca. Es, junto con el Ramayana, uno de los dos grandes poemas épicos en sánscrito. Se empezó probablemente en los siglos IV o III a. C., pero se hicieron muchas correcciones y no quedó acabado hasta el final de la dinastía Gupta en el siglo IV.
La mayor parte del material es mucho más antigua, sin embargo, remontándose al período védico; algunas de las historias ya resultarían familiares a oyentes del año 1000 a. C.
Indra, el rey sol védico; es mencionado varias veces en las partes más antiguas del texto; aunque hacia el siglo IV a. C. era apenas algo más que una figura del folclore.
Krisna aparece en el poema como líder de su pueblo y aliado de los pandavas. Aparece aún más como un guerrero sobrehumano que como un dios en sus batallas junto a los pandavas, pero va creciendo hasta surgir finalmente como el divino maestro de la humanidad.
Según la leyenda, todo el Mahabharata fue dictado por Vyasa al dios con cabeza de elefante Ganesha; que puso una condición: sólo aceptaría escribirlo si se le dictaba sin ninguna pausa.
Por muy rápido que le dictasen, Ganesha seguía escribiendo. En cierto momento, se arrancó un colmillo para usarlo en lugar de una pluma estropeada para no interrumpir el flujo de palabras sagradas.
Los pasajes más densos y más especulativos eran al parecer intentos por hacer más lenta a la deidad, obligándole a detenerse y pensar cuando el sentido no estaba muy claro.
Mahabharata significa la “Gran Guerra”. La historia principal de esta obra es el de una lucha dinástica por el trono entre los Pandava y los Kauravas. El Avatar Sri Krishna domina el conjunto y está rodeado por los Pandavas que triunfan en virtud de su justa causa. Los Kauravas son los opuestos y tienen entre ellos grandes héroes pero sucumben porque defienden una soberanía injusta.
Aunque su trama sigue una narración histórica, el Mahabharata es, en su conjunto, una enciclopedia de ética, conocimiento, política, religión, filosofía y dharma. Contiene la esencia de todas las escrituras. Su gran autor dice en el primer capitulo, sobre el contenido de la obra: “Lo que aquí se dice, lo hallarás en cualquier lugar; lo que no se halle aquí, no se encuentra en ningún otro lugar “.
Precisamente esto diferencia la epopeya hindú de las de otras literaturas: los poetas hindúes les conceden supremacía a la bondad y a la dulzura; los héroes rivalizan en buenos sentimientos; son dioses hechos hombres, los reyes profesan el mas profundo respeto a los brahamanes; los titanes sublevados contra los dioses son invariablemente vencidos, pero después de haber desplegado un valor que solo pudo ser anulado por la cualidad divina de su adversarios.
Entre los descendientes del rey Bharata (cuyo nombre se llamó India Bharata-varsha, tierra de los Bharatas) hay dos sucesores del trono de Hastinapura.
El Mahabharata comienza con la ceguera de Dhritarashtra, hijo mayor de Vichitravirya (rey de Hastinapura) y padre de los Kauravas. Debido a su ceguera, Dhritarashtra no podía heredar trono de su padre; por lo que fue su hermano menor, Pandu (padre de los Pandavas), quien se convirtió en nuevo rey de Hastinapura a la muerte de Vichitravirya.
A causa de una maldición que le lanzó el sabio Kindama, Pandu moriría si tenía relaciones sexuales; y por esta razón no podía tener hijos sin poner en peligro su vida.
Después de ser maldecido por Kindama, el rey se retiró al bosque a cazar y divertirse ; y su hermano ciego se convirtió en el nuevo rey, ayudado por el consejo y el ejemplo de su sabio y viejo tío; Bhishma..
La primera esposa de Pandu, Kunti, ora a los dioses para poder quedarse embarazada de ellos y de este modo darle hijos a Pandu. Sus oraciones son escuchadas; y Kunti da a luz a tres hijos: Yudhishtira ,el mayor y más recto (engendrado por Dharma), Bhima, el de la fuerza tremenda (engendrado por Vayu) y Arjuna, el hábil guerrero; (engendrado por Indra).
La segunda esposa de Pandu, Madri, también tuvo hijos por este mismo método. Sus dos hijos fueron los gemelos Nakula y Sahadeva (engendrados por los Ashvins). Por su parte, Dhritarashtra y su esposa, Gandhari, tuvieron 100 hijos, los Kauravas, y una hija.
Cuando Pandu y Madri tienen relaciones sexuales, el primero muere debido a la maldición, por lo que Madri se inmola (realizando el ‘Sati’, sacrificio ritual de la viuda) atormentada por los remordimientos, dejando a Kunti y los cinco jóvenes con la única opción de valerse por sí mismos.
Los Pandavas y su madre regresan a Hastinapura, y los muchachos, junto con sus 100 primos, son confiados a un maestro, Kripa. Más tarde serían también educados por Drona. Pronto nace una encarnizada rivalidad entre los Pandavas y los Kauravas. Gradualmente se hace evidente que los hijos de Pandu son mucho más capaces de gobernar que cualquiera de los herederos de Dhritarashtra. Lo que tiene como consecuencia el exilio de los primeros
Los Kauravas obligaron a los Pandavas a abandonar su casa por la persecución a la que los sometieron, por lo que el grupo que tuvo que huir pasaron tiempos duros. Los Pandavas volvieron al reino en el momento que el rey ciego se casó con una pariente de ambos bandos pero que apoyaba a los Pandavas y fue esto lo que les concedió la mitad del reino.
Con el regreso de los Pandavas mejora la parte del reino que se les concedio, convirtiéndolo en un país próspero. Los Kauravas reciben una invitación al país cuya capital era lndraprastha; al ver esto sintieron celos y gran resentimiento por el bienestar y buena gestión de los Pandavas; por lo cual planearon como venganza invitarles al juego por medio del cual les ganaron el reino a los Pandavas.
Una vez ganado el reino por parte de los Kauravas se estableció el exilio de los Pandava al bosque por 12 años. Cumplido este plazo los Pandavas regresaron en busca de recuperar su reino; a lo que el otro bando respondió de manera negativa y sin ánimos de cumplir con lo establecido en el trato. Esto dio pie a una gran guerra familiar; los Pandavas se preparan para la guerra contra sus primos.
Envían emisarios a los Kauravas para exigirles la devolución de Indraprastha, la tierra concedida por Dhritarashtra y gobernada por los Pandavas, pero perdida en una partida de dados frente a los Kauravas.
El intento de resolver la cuestión pacíficamente se salda con un estrepitoso fracaso. A pesar de que Krishna, avatar de Vishnu y primo maternal de los Pandavas, acomete la misión personalmente.
A consecuencia de ello estalla la guerra de Kurukshetra que duró 18 días. Durante los cuales la mayor parte de los personajes del poema épico encontraron la muerte.
No fue una guerra cualquiera porque fueron los mismos dioses quienes encarnaron en los héroes más temerosos y viriles. Fue el tiempo del final de los héroes, porque acababa una edad y nacía otro tiempo, en la cual nos situamos actualmente. Es el Kali yuga, edad de la sombra, donde acaba todo un ciclo cósmico (Manvantara).
En el Mahabharata aparece la ciudad de Mohenjo-Daro, envuelta en una gran guerra, que desemboca en la denomidada “Kali Yuga” o “Edad Sombría”. Una especie del fin del mundo antiguo conocido, una auténtica Apocalipsis que cambió la historia de la antigua India
Las armas antiguas más poderosas mencionadas en el Mahabharata eran capaces de invocar una lluvia de meteoritos sobre el enemigo. Otras tan pesadas como una montaña, pero que podría viajar tan rápido como el viento;y ser tan dolorosas como el veneno y tan enérgico como el fuego.
Otra se describe como un poderoso arma giratoria similar a un disco. Otras se describen como un arma divina que se transforma en muchos rayos capaces de destruir todo un ejército. Las descripciones encontradas tienen similitudes misteriosas con los misiles modernos. Descripciónes que nos suenan como lo que haría un arma nuclear moderna.
Al final de la guerra los Pandavas salen victoriosos, aunque las bajas en ambos bandos son casi totales. En el bando de los Pandavas se mencionan sólo ocho supervivientes, mientras que por los Kauravas sólo se mencionan cuatro. La guerra, sin embargo, no es el final de la epopeya.
El Mahabharata continúa narrando que los Pandavas se convirtieron en reyes de Hastinapura y Indraprastha. Y fue a Janamejaya, bisnieto de Arjuna, a quien se recito la epopeya entera por Vaishampayan, discípulo de Vyasa, durante un sacrificio de serpientes.
Con ese hilo conductor, se narran multitud de historias paralelas, historias de guerra y lucha entre el bien y el mal. De confrontación por la tierra, de amor, traición y venganza, de sabios, dioses y demonios. Historias algunas de una fantasía bellísima y sorprendente, cómo sólo la creatividad india puede concebir.
En la trama hallamos heroismo, amor, derrame de sangre, intrigas de palacio, humor, dioses, ciudades celestiales y vívidos personajes sobrehumanos. Y eso no es todo; la narrativa, aunque épica, abarca también la filosofía, la mística y la cosmología hindúes. No en vano contiene la Bhagavad Gita, el magistral diálogo espiritual entre Krishna y el príncipe Arjuna, piedra de toque de la religión hindú.