Presentamos este interesante documental de Eliseo López que nos descubre los vestigios de una civilización fantasma. Los restos de esta Civilización se encuentran en todo el planeta; y son ignorados por la arqueología oficial.
Admitir su existencia implicaría reescribir de nuevo toda la historia de la humanidad, todo según palabras de Eliseo.
Con este trabajo Eliseo López Benito viene dejar constancia de la existencia de una antigua y desconocida civilización; que por razones manifiestas intitulamos como la Civilización Fantasma (12.000 BP).
Es por ello que los vestigios arqueológicos atribuidos a dicha civilización permanecen inadvertidos; y confundidos en el paisaje como simples casualidades de la naturaleza es el Arte Incomprendido.
Es una civilización que representa un antes y un después en la evolución cultural del proceso histórico de la humanidad.
Esta es una periodización que sincroniza con el final del gran cataclismo del pleistoceno (mundo anterior); y con la súbita aparición una civilización con el conocimiento de las artes, la tecnología, y con nuevas formas de vida, es la revolución neolítica.
Este trabajo propone una aproximación a una nueva dimensión arqueológica, el descubrimiento de la primera y más antigua civilización de la historia de la humanidad.
Se trata de una civilización muy avanzada cuya cronología situamos aproximadamente en el décimo milenio antes de nuestra era; un espacio temporal que sincroniza con la extinción de un mundo anterior, el pleistoceno, y el inicio de la época actual.
En este momento crítico de caos y confusión, es cuando esta civilización irrumpe en la escena de la humanidad, para instaurar un nuevo orden mundial.
La difusión de una religión primordial vinculada a un modelo de economía productiva de carácter agrícola. Todo un proceso de aprendizaje y asimilación cultural; que se desencadenará en la revolución neolítica.
Por lo tanto, esta civilización fantasma representa el origen de la religión, de las ciencias y de las artes; es como un foco cultural que iluminó a occidente y al mundo entero.
Por estas razones hemos decidido denominar a esta civilización con el nombre de civilización madre; porque es pues, la madre de todas las civilizaciones.
Esta civilización fantasma fue capaz de modificar la superficie terrestre a gran escala, mediante una tecnología tan elevada como desconocida.
Se trata del fenómeno de las modificaciones artificiales del paisaje. Un arte monumental que se rige bajo un aspecto de visualidad simbiotico y orgánico; donde la arquitectura es al entorno como el entorno es a la arquitectura.
Estas estructuras se interpretan como espacios sagrados o lugares de culto; son grandes monumentos de piedra destinados a perdurar en la eternidad.
Una arquitectura sagrada concebida para rendir homenaje perpetuo al mito de la creación del mundo; y a la victoria del orden cósmico sobre el caos preexistente; la victoria de la luz sobre la oscuridad.
Se trata de un homenaje a través de la reproducción cíclica de fenómenos arqueo-astronómicos; es la proyección de luces y sombras sobre un plano especifico; con proyecciones lumínicas dotadas de un potente simbolismo arquetípico.
Esto indica que las estructuras fueron orientadas en base a precisas consideraciones astronómicas; por lo que sirven de marcadores que señalan con exactitud matemática los momentos en que se producen los solsticios y los equinoccios; es todo un signo de la alianza perpetua entre el cielo y la tierra.
La existencia de estos marcadores astronómicos fue de vital importancia en este estadio inicial de la humanidad; ya que permitió identificar el día de la siembra y de la cosecha; y de esta forma garantizar una producción sostenible de alimentos. Esto supuso la aparición del calendario agrícola.
La ciencia de la arqueología considera que solo se trata de simples casualidades de la naturaleza; es decir, rocas comunes que carecen de todo interés cultural.
Esto indica que la arqueología ha cometido un error histórico en la interpretación de estas estructuras; en la medida que esta ciencia ha confundido las obras arquitectónicas de una civilización anterior a la historia escrita; por simples creaciones de la naturaleza.
Hemos sido adoctrinados para creer que la civilización moderna es el resultado de una larga evolución biológica y cultural a través del tiempo.
La ciencia oficial acepta la creencia de una evolución lineal y gradual de la humanidad. Pero sin embargo, este trabajo plantea un concepto diametralmente opuesto a la teoría de la evolución.
Nuestra civilización actual es el resultado de la involución de una civilización superior.
Este descubrimiento supone un hito en la historia de la arqueología; especialmente porque representa un cambio radical de lo que sabíamos; o pensábamos que sabíamos sobre los orígenes de la civilización.
El desarrollo cultural de la humanidad no parte de cero; todo se inicia a partir de la civilización Madre. Por lo que creemos que vamos a cerrar una larga etapa de la arqueología; donde han reinado muchas teorías y excavaciones; pero con ningún resultado objetivo sobre los orígenes de la civilización.
Se trata de imponentes obras megalíticas y de modificaciones de la superficie terrestre, que dada su complejidad interpretativa; magnitud y profusión en la geografía. Bien sobrepasan los límites de la razón y requieren de un estudio multi-disciplinar para su comprensión.
Un estilo de arte prehistórico totalmente integrado en el paisaje. Que parece formar parte del mismo; dada la perfecta armonía desde la que fue concebido.
La Civilización Fantasma se expresa en el paisaje desde un arte monumental o ciclópeo. Estos vestigios se hallan ubicados en lugares panorámicos; que dominan el horizonte y los grandes espacios naturales.
El estudio del contexto arqueológico sugiere un culto de carácter panteísta y animista; relacionado con el movimiento de los astros.
En superficie aparecen un gran número de altares; cazoletas y piletas que integran estos característicos espacios rituales. Muchas veces estas cazoletas representan verdaderos cosmogramas o constelaciones estelares.
Son manifestaciones culturales que no se ciñen al concepto clásico de arquitectura megalítica; y sí demuestran un incontestable origen antrópico; y una funcionalidad litúrgica.
Estamos hablando de un estilo artístico; tan desconcertante como extremadamente vanguardista. Un arte concebido para recrear diferentes figuras; y verlas desde distintos ángulos de observación (polimorfos).
La arqueología y la geología convencionales consideran que estos vestigios son simples casualidades de la naturaleza. Atribuibles a fuerzas ciegas y erráticas como la meteorización (procesos erosivos).
Tan solo se trata de un profundo desconocimiento al respecto; y de aplicar indiscriminadamente el paradigma al uso.
Evidentemente, el modelo educativo aboga por convertir teorías indemostrables; en argumentos científicos incuestionables.
Estos vestigios se hallan localizados en todo el mundo; no obedecen a ningún foco cultural autóctono o aislado. Se trata de una civilización universal anterior a la historia escrita. Admitir de forma oficial su existencia implica reescribir de nuevo toda la historia de la humanidad.