Yonaguni es la isla más occidental del archipiélago de Yaeyama; que es parte de la prefectura de Okinawa. La isla está a sólo 125 km de Taiwán, no lejos de las disputadas islas Senkaku. Una típica isla de Okinawa; aislada, subtropical y acogedora donde encontramos el monumento Yonaguni. La isla de Yonaguni pertenece al archipiélago japonés de Ryu Kyu; un lugar muy popular en el invierno cuando es visitado por los tiburones martillo.
En el 1987 se convirtió en centro de un misterio que sigue siendo investigado: una formación rocosa submarina, extrañamente estructurada.
El Monumento Yonaguni es una gran formación rocosa que se encuentra en las costas de la isla de Yonaguni; que es el punto más al sur de las islas Ryukyu en Japón. Muchos arqueólogos y geólogos creen que esta es una formación natural; pero muchas otras personas creen que este lugar tiene características de algo hecho por el hombre. Este lugar es un megalito que se dice estuvo fuera del mar durante las eras glaciales.
En 1987 el buzo japonés Kihachiro Aratake descubrió algo extraño en una de sus inmersiones en las aguas frente a la costa sur de la isla. Una especie de estructura con terrazas artificiales; una pirámide de escaleras con caras planas y esquinas agudas. Años más tarde, en 1996, el profesor Masaaki Kimura dio comienzo a sus investigaciones ;y concluyó que se estaba ante los restos de una avanzada civilización prehistórica.
La afirmación de Kimura era revolucionaria, esto suponía un cambio radical en la historia; ya que los restos del monumento Yonaguni se convertían en los edificios más antiguos del mundo. En 1998, y tras un terremoto, más partes del conjunto arqueológico salieron a la luz. Éstas eran semejantes a los zigurats mesopotámicos; y no atribuibles al reino de Ryukyu, de época medieval y moderna, y sí a una cultura anterior, de unos 10.000 años de antigüedad.
Durante la última glaciación (10.000 a de C), cuando el nivel del agua era más bajo que actualmente; el Mar de China Oriental era una estrecha bahía en el océano. El Mar de Japón era un mar interior y no existía el Mar Amarillo.
Así, era posible el paso de la península de Ryuku al continente. Yonaguni era entonces el extremo sur del puente de tierra que unía Taiwan, Ryukyu, Japón y Asia.
Es factible la existencia de una civilización nacida de ese tránsito de personas y que; según el geólogo Teruaki Oshi, habría construido el conjunto arqueológico de Yonaguni aprovechando formaciones geológicas previas. Con el paso de los siglos esta civilización, habría quedado bajo el agua al elevarse el nivel del mar perdiéndose la noticia de su existencia en la noche de los tiempos.
Desde entonces se cree que son ruinas de una antigua civilización. Algunos creen que esas ‘ruinas’ pertenecen a la mítica civilización Mu, que debió tener la misma ‘suerte’ que la Atlántida: sumergida en el mar.
Es por ello que se considera a las estructuras de Yonaguni el monumento más antiguo del mundo; puesto que según las diferentes teorías, serían anteriores a las primeras construcciones de Mesopotamia o Egipto.
Y éstas precisamente descartan que sean de origen natural debido a que en su superficie predominan formas que parecen talladas por el hombre.
Se trata de una estructura de piedra de 120 metros de largo; 40 metros de ancho y 20 metros de alto.Esta formada por una larga lista de diferentes piedras en formato, medidas y características.
Plataformas gigantescas tipo terraza, escaleras con bordes perfectamente rectos;surcos tallados en la misma roca de varios metros de profundidad y a lo largo de toda la roca agujeros perfectamente cilíndricos; tipo perforaciones para supuestamente colocar postes y sostener algún tipo de techo sobre la estructura misma.La estructura más grande se parece a una compleja y monolítica pirámide; se eleva desde una profundidad de 25 metros.
Por el tipo de formato y tallado se descarta como producto de la naturaleza marina; y si en cambio se considera trabajo del hombre. El complejo de piedras cubren un área aproximada de 45.000 metros cuadrados.
El monumento consta de terrazas escalonadas con bordes rectos y esquinas en ángulo recto. En su interior, con si fuera un santuario, se encuentran dos monolitos; de bordes afilados y caras planas paralelas muy precisas; que parecen tallados a mano. El conjunto parece inacabado; como abandonado en algún momento.
También hay una especie de piscina cuyas paredes parecen erosionadas por agua dulce y en la superficie, nunca bajo el mar.
Kimura también identificó marcas de cuñas, como las de las antiguas canteras. Y dibujos de animales y personas grabadas en la roca, entre ellos el grabado de un caballo. Son muchas las características, y especialmente tantas formaciones peculiares y sin bloques sueltos, lo que hacen afirmar a los investigadores que estamos ante una obra del hombre y no ante un fenómeno natural.
Tablas de piedra, recuperadas de la vecindad, una conocida como el «la piedra Rosseta de Okinawa» . Están grabadas con símbolos que son similares a los jeroglíficos egipcios. El mensaje esta descifrado, pero podría ser la historia de la ciudad perdida; ya que el símbolo de la pirámide está grabado en repetidas ocasiones.
Herramientas de piedra han sido también recuperadas de las aguas cercanas. La pirámide submarina y otras reliquias descubiertas en Yonaguni pueden ofrecer pruebas tentadoras; de un sofisticada civilización que existió durante la última edad de hielo.
La noticia de las ruinas sumergidas de Yonaguni llegaron a Occidente gracias al matrimonio Hagland; que eran fotógrafos submarinos. Las fotos realizadas por el matrimonio llamaron la atención al periodista Graham Hancock. Autor de Las huellas de los dioses; que acudió a ver los restos de aquel templo y vio que se trataba de una especie de pirámide escalonada que formaba una gran área ceremonial religiosa.
Esa construcción se levanto cuando la zona estaba por encima del nivel del mar; es decir, en la época glacial, cuando la zona pasó el deshielo.
Maasaki Kimura apunta también que pudo tratarse de un reloj astronómico. Ya que; por aquella época, se situaba en el Trópico de Cáncer, con una orientación en sentido norte-sur.
En 1997 el doctor Robert Schoch, de la Universidad de Yale, fue el primer occidental en estudiar los restos sumergidos de Yonaguni.
Durante 1998 volvió a Japón con el proyecto arqueológico submarino Equipo Atlantis; que filmaron las ruinas sumergidas. En esas filmaciones destaca una formación piramidal de 80 metros rodeada de monumentos con ángulos rectos y escaleras enclavadas en la roca.
También encontraron una especie de megalitos que la naturaleza no había podido crear. Pero el doctor Schoch achaca aquellas asombrosas formaciones a las corrientes y mareas que son muy fuertes en la zona. Capaces de romper y arrastrar rocas, dando lugar a estos diseños espectaculares.
También argumenta que los corales, esponjas y algas dan una percepción más artificial al conjunto. Por último concluye que Yonaguni se encuentra propensa a terremotos, que “fragmentan rocas de manera regular”.
Para los defensores de que Yonaguni es levantada por el hombre, entre los que sobresale Maasaki Kimura. Se basan en que, en la terraza superior del monumento, hay formas que parecen esculpidas.
Tampoco se rechaza la idea de que el monumento de Yonaguni fuera natural y que hubiera servido de alguna utilidad para los hombres de la antigüedad.
Yonaguni sería entonces una construcción natural. Sin embargo, esto no impide que una cultura ancestral hubiera utilizado este recinto como lugar sagrado o un santuario. Ya que no tenía por qué estar sumergida hace miles de años.
https://masones.wordpress.com/2007/11/22/yonaguni-%c2%bfun-templo-bajo-el-mar-5/
https://mparalelos.jimdofree.com/2013/02/09/yonaguni-una-ciudad-bajo-el-agua/